público invisible

martes, 31 mayo 2011. Estamos en un bar varios amigos. Susi está muy triste poruqe no puede venir de viaje con nosotros. Alberto le da la mano para consolarla.
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Parece el plató de un programa. No se sé a nadie pero se oyen aplausos. En ese momento aparece Camilo dando una carrerita hacia el escenario y saluda. Después sale Virginia. Unas bailarinas hacen una coreografía a su alrededor mientras ella recita un poema de memoria y baila tímidamente. Pienso en lo bien que lo hace. El público invisible aplaude enloquecido.

chupitos

lunes, 30 mayo 2011. Virginia conduce un autobús a toda velocidad. Yo voy al fondo sentada en sentido contrario al viaje. Delante tengo una mesa con un montón de papeles. Nos comunicamos a traves de unos vasos de chupito que cuelgan del techo. Me pregunta el mail de Ana Cañamares. Le digo que escriba apc, y detrás de la arroba pruebe con varios servidores. Juan llama por otro vaso en ese momento. Dice que no nos distraigamos, que estamos perdiendo velocidad y el bus puede explotar.

codeína

sabado, 28 mayo 2011. Andrés y yo llegamos a la calle Cristo de la Epidemia. Está abarrotada. Una chica se me acerca. Celebramos que ha ganado Bildu, dice sonriente, me ofrece galletas. Dice que son sabores completamente nuevos, que está segura de que en toda mi vida yo haya probado nada igual. Su insistencia me hace desconfiar. Andrés me sienta sobre sus rodillas como si fuese una niña pequeña y dice que coma sin miedo. Pruebo varias galletas, están realmente deliciosas. La chica me da un vaso de tubo, dice que beba entre galleta y galleta para diferenciar mejor los sabores. ¡Qué asco!, se me escapa sin querer. Pero si es whisky, dice la chica. Andrés se ríe, le explica que no me gusta el whisky porque todavía soy pequeña. Habla de mí como si tuviera cinco años. La chica pide perdón y desaparece entre la multitud. A mi lado, una niña le dice a su hermano que si tantas ganas tiene de orinar lo haga contra la pared. El niño responde que hay demasiada gente. En la calle paralela han habilitado un piso como urinario público, están por todas partes, los reconoceréis porque en cada balcón han colgado un retrato de Wittgenstein, les digo. Andrés me da un pañuelo para que lo agite en el aire, todos lo hacen. Andrés me habla muy despacio, muy dulcemente, como cuando le explica algo a su hijo de tres años. Empiezo a sospechar que yo no soy yo, miro a mi alrededor buscando una puerta o una ventana donde ver mi reflejo para saber quién soy. Empiezo a atar cabos: Si ha ganado Bildu en Málaga y la imagen de Wittgenstein es la misma del hall del hotel Czech Inn de Praga que me envió Chivite, esto no puede ser más que un sueño provocado por la codeína que tomé anoche, pienso.

cometa diminuta y regata

viernes, 27 mayo 2011. Tengo un bulto pequeño en un pecho. Le pido a Alberto que me lo quite. Los descabeza con unas tijeras y aparece un trocito de tela amarilla, parecida a las reliquias que pegan en algunas estampas. Dice que es mejor dejarla donde está. Tiro con cuidado. Detrás de la tela sale un hilo muy largo. Parece una cometa diminuta. Alberto se aleja, dice que no quiere mirar. Sigo apretando. Ahora asoma una semilla color púrpura. Tiro de ella con cuidado y también tiene un hilo larguísimo y brillante. Me ha quedado un buen agujero en el pecho. Miro por si hay algo más. Veo una especie de lengua que se mueve. Lo cierro, no quiero seguir sacando cosas.
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Detrás de una cortina hay varias embarcaciones de vela pequeñas. Nos van llamando por nuestros nombres, cada uno sube a la suya y sale a navegar. Me toca la última. En el momento de subir pienso si perderé las gafas en esa regata.

mil topos y un billete roto

miércoles, 25 mayo 2011. Alberto y yo estamos sentados en la terraza de un bar en la calle Dos aceras. Hablamos y nos reímos sin parar de cualquier cosa. Nadie nos sirve y decidimos irnos. Vemos pasar a Tony y otro tipo mayor que se supone es su padre. ¿Dónde irán a esas horas trajeados, con esas guitarras tan grandes y por qué no nos han saludado? No digo nada, pienso que en realidad en las fundas de guitarra llevaban otras cosas y si no nos han saludado es porque tienen una Tenida y no querían dar explicaciones. Alberto lleva una camisa y una chaqueta roja, que en el sueño resulta de lo más elegante. Le pregunto si recuerda dónde estaba la librería de segunda mano. Cuando llegamos a la puerta está en obras. Un tipo me pregunta dónde puede encontrar la revista "Mil topos". Alberto y yo nos miramos y nos reímos a carcajadas.
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Recibo un mail de Fede en el que me cuenta el nuevo libro que está ilustrando. Para responderle, en vez de escribir, le hablo al monitor y las letras se escriben solas.
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Alberto pone su móvil sobre la mesa y me dice que llame a Blanco para quedar en la estación de Kosice. Marco por lo menos veinte números. Alberto se va y alguien responde a mi llamada, pero no es Blanco. Una pareja me habla de su madre, de que la están cuidando, de que están desesperados. Corro a la cocina y pregunto a Alberto quiénes son. Alberto está batiendo huevos en un bol enorme. Octavio y Ana. Corro de nuevo de nuevo hacia el teléfono, ellos siguen hablando. Octavio está contando en esos momentos el último partido del Zaragoza. Mientras lo oigo hablar, busco algo en mi bolso y encuentro mi billete de avión a Bratislava roto en varios pedazos. Me pregunto si aun así me dejaran viajar.

leche en polvo

martes, 24 mayo 2011. Alberto y yo esperamos a Marcos en un bar. Alguien nos pone delante, sin haberlo pedido, una fuente enorme de costillas a la brasa. Están muy pringosas. Por la ventana veo a Marcos sentado en la plaza. Mira el reloj impaciente. Le hago señas desde dentro. Me ve y, sin entrar al bar, abre una lata de leche en polvo y se la come a cucharadas.

parejas y gato gigante

lunes, 23 mayo 2011. Están grabando un programa para la tele en una iglesia. Han llenado el coro de chicos y chicas que buscan pareja. Una chica le cuenta a un tipo que su mejor amiga murió y nadie comprende su dolor. El tipo le suelta una parrafada sin sentido. Yo, que mucho me temo soy invisible en este sueño, le hago señas a la chica advirtiéndole de que el tipo está actuando, que no se fíe de él. En otra parte de la iglesia, una chica con vestido de punto de rayas hasta los pies, cuenta que todo el mundo la dio por muerta cuando en realidad estaba viva. Es la amiga muerta de la chica de antes. Intentan abrazarse al reencontrarse, pero fallan una y otra vez y caen al suelo. Yo observo la escena desde lejos y con escepticismo.
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Entro en un taller donde trabaja un tipo con pinta de zumbado. Saludo y paso a un cuarto pequeño con un catre. Estoy muy cansada. Cuando voy a acostarme, veo que ya hay alguien acostado. Es un gato del tamaño de una persona.

chupitos, exfoliante dulce y columpios

domingo, 22 mayo 2011. Alberto, Caína y yo estamos sentados en un escalón de un portal. Sergio se acerca, reparte unos vasos de chupito. Como sólo tiene tres a mí me da el tapón de la botella del revés, los llena y brindamos por su cumpleaños. Tiene prisa, se marcha. ¿Seguro que es su cumpleaños?, pregunta Caína. No, en realdiad es el cumpleaños de Pateta, pero tampoco iba a quitarle la ilusión, le digo.
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Alberto, Antonio y yo compartimos una habitación de hotel. Mientras Alberto se viste, me explica dónde quedaremos luego. Se va. Una camarera llama a la puerta para limpiar. Le digo que todavía estamos allí, pero entra de todos modos. La camarera es una niña de unos ocho años y lleva un bebé en los brazos. Lo deja sobre la moqueta y se pone a trabajar. Alberto vuelve porque se ha dado cuenta de que ha salido con chaqueta y el pantalón de pijama. La camarera abre una caja. Antonio se despierta, dice que era un regalo para su novia. Dice que ya que la hemos abierto tenemos que probarlo. En la caja pone exfoliante, pero parece tierra negra. La pruebo, sabe dulce.
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Estoy en al puerta de un bar con un grupo de chicas que no conozco. En el bar de enfrente veo a Carmen y a Sonia , les hago señas. No me ve, Jacinto se me acerca, dice que tengo suerte de vivir en el centro, rodeada de tantos bares. Le digo que fue idea de mi padre que, como nunca quiso tener coche, compró una céntrica. En el parque que hay frente a los bares se proyectan fotos. Son realmente buenas. La gente las ve sentados en columpios. Veo uno libre y corro hacia él. Cuando tomo velocidad, me doy cuenta de que el columpio tiene las cadenas elásticas. Da un vértigo muy agradable. Acabo sentada en una mesa viendo las fotos. A algunos expectadores les cae harina sobre la cabeza. Es parte del espectáculo. En mi mesa hay un tipo enharinado. Me pregunta qué me parecen als fotos. Le digo que son extraordinarias. Me da un álbum donde aparece la madre del artista en una mesa de operaciones. A pesar de ser desagradables siguen siendo buenas, le digo. El espectáculo termina y el tipo que estaba conmigo se levanta a saludar. Era el artista. Me guiña, me da las gracias. ¿Alguna pregunta?, me dice. Sí, ¿tu columpio también tenía las cadenas elásticas?

fuente olletas

sábado, 21 mayo 2011. Juan y yo estamos sentados frente a la gasolinera de Fuente Olletas. Se echa a llorar. Lo abrazo, intento consolarlo. Cuando me separo de él se ha convertido en Sr. Chinarro. Ya no llora, se ríe. Es mentira que te quiero, dice.

costura

viernes, 20 mayo 2011. Tengo que entregar, parece que para un trabajo del colegio, un bolso bandolera de lana y un broche de tela. El bolso es amarillo y pienso que me ha quedado precioso. El broche es una especie de escarapela con una foto en el centro. En la foto aparece Juan empuñando un cuchillo. Una chica alaba mi trabajo y acto seguido tira de un hilo y lo descose todo. Cuando llega la profesora mis trabajos están rotos sobre la mesa. No hago nada, no protesto, no me muevo siquiera. Pienso que yo sé lo bien hechos que estaban y con eso es suficiente. Al fondo de la sala, en un segundo plano, el Papa enseña a otras alumnas su colección de piedras talladas.

toallas

jueves, 19 mayo 2011. Llego en coche al que era mi colegio. El camino está lleno de globos y pelotas de colores. También de gente vestida de fiesta. Al parecer se están celebrando varias bodas. Hay pirámides de niños disfrazados de monos que tocan xilofones. Todo me resulta exagerado y patético. Arriba, en el monte, en vez del colegio está la casa de mi suegra. En el sueño consta que mi cuñada se casa y tengo que preparar una fiesta. La casa está desordenada. Alguien ha arrancado el pomo de la puerta del baño y ha rellenado el agujero con papel higiénico. El cristal de la ventana y el espejo están rotos. El váter está lleno de agua. Pulso la cisterna y cuando el agua se va veo en el fondo una toalla azul. Meto la mano rápidamente y la saco para evitar que se atasque. Como en un juego de magia, empiezo a sacar toallas, una tras otra, y las voy echando empapadas a la bañera.

avestruz

jueves, 1 mayo 2011. En la casa de mi abuela se ha colado un avestruz. Entro en la cocina y cierro la puerta. El avestruz pica en los cristales. Antes de que pueda romperlos, mi madre le pega en la cabeza con un libro de cocina. Dice que hay que deshacerse del cuerpo. Pretende cocinarla. Llegamos al paseo marítimo, dice que haremos una hoguera en la playa. Mi hermana es una niña muy pequeña, dice que tiene frío, pero al ir a ponerle la rebeca, veo que mi madre la ha usado para transportar la salsa. La playa tiene una terraza superior desde donde se ve la orilla. Hay gente joven bañándose, todos van vestidos y usan como colchonetas unas maletas modelo años 70 en diferentes colores. El agua está limpia, completamente transparente, debajo se ven piedras enormes preciosas. Tan enormes que no podré llevarme ninguna, pienso. También hay unas chicas haciendo que bailan. Me fijo en una rubia que lo hace muy mal. Está imitando a Shakira, dice alguien. Me voy asqueada. Están estropeando el paisaje, pienso. Busco el servicio en una casa que hay pegada a la terraza. Me encierro y digo mirando al espejo: Deseo que la chica rubia se muera. Cuando salgo, pienso que si alguien me pregunta si alguna vez le he deseado la muerte a alguien ya no podré decir que no.

alfileres

miércoles, 18 mayo 2011. En el sofá hay un bebé a punto de despertarse. La ropa que lleva no está cosida sino ajustada con agujas y alfileres. No comprendo a quién se le ha podido ocurrir algo así. Sustituyo los alfileres por imperdibles y me siento en el centro del sofá, a esperar. Pienso que siempre me había sentado en un extremo u otro, pero nunca en el centro.

collar de dientes

martes, 17 mayo 2011. Mi sobrino Darío y yo salimos de un edificio que acaba de ser bombardeado. Una mujer, que en el sueño consta que es una espía, se acerca y le pregunta al niño qué hacen sus padres en casa. Darío dice que su madre quiere comprarse un collar de dientes. La mujer me mira con asco. Mientras hablan intento esconder con el pie, en un agujero que hay en el suelo, unas perlas y unas cuentas de colores. La mujer nos mira con recelo. Intento salir de allí cuanto antes. Darío dice que tiene sed. No te acerques a esa fuente, le digo, pero es demasiado tarde. La fuente está en una bajada pronunciada de cemento, se chorra feliz como si fuera un tobogán y cae desde una altura de al menos cincuenta metros. Me quito los tacones y me dejo caer. Alberto aparece en ese momento y también se tira para ayudarnos. Caemos de pie sobre unos cartones doblados. ¡Otra vez, otra vez!, dice Darío entusiasmado.

espía

lunes, 16 mayo 2011. Sigo a un tipo por la calle, pero para que no sospeche lo adelanto, lo miro a los ojos y le sonrío haciendo que me siga él a mí. Al llegar a un edificio que parece de oficinas, bajo las escaleras a toda velocidad, saltándome escalones, tropezando con la gente que sube. En uno de los rellanos encuentro a Andrés junto a un ascensor. Sé que te vas con él, dice y señala al tipo que acaba de llegar. Me da rabia no poder decirle que no me voy con él, que en realidad soy espía.

gasa gris y dos singles

domingo, 15 mayo 2011. Andrés y yo estamos en un bar, uno frente al otro. La camarera pone sobre la mesa una fuente con una gasa gris. Pienso en cómo podremos repartirla.
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Mientras caminamos, Juan me pregunta si recuerdo la apuesta que hicimos. Se supone que hemos apostado por qué votará mi hermana en las próximas elecciones. Le digo que vote lo que vote no nos enteremos. Juan se ríe, dice que por eso le gusta jugar conmigo, porque nunca lo dejo perder. Juan saca un single y se lo regala a una chica que pasa. Al momento saca otro y se lo da a Cristina. Cristina da saltos de alegría.

de largo

sábado, 14 mayo 2011. Camino en sentido contrario a la gente. Son muchos, intento no tropezar con ellos. La calle se estrecha y acaba en un puente. Veo a Juano, camina hacia mí. Pienso que quizá no quiera que lo vea en esa situación, así que paso de largo sin saludar. Al llegar a puente me vuelvo a mirarlo y me echo a llorar.

avestruz

jueves, 12 mayo 2011. En la casa de mi abuela se ha colado un avestruz. Entro en la cocina y cierro la puerta. El avestruz pica en los cristales. Antes de que pueda romperlos, mi madre le pega en la cabeza con un libro de cocina. Dice que hay que deshacerse del cuerpo. Pretende cocinarla. Llegamos al paseo marítimo, dice que haremos una hoguera en la playa. Mi hermana es una niña muy pequeña, dice que tiene frío, pero al ir a ponerle la rebeca, veo que mi madre la ha usado para transportar la salsa. La playa tiene una terraza superior desde donde se ve la orilla. Hay gente joven bañándose, todos van vestidos y usan como colchonetas unas maletas modelo años 70 en diferentes colores. El agua está limpia, completamente transparente, debajo se ven piedras enormes preciosas. Tan enormes que no podré llevarme ninguna, pienso. También hay unas chicas haciendo que bailan. Me fijo en una rubia que lo hace muy mal. Está imitando a Shakira, dice alguien. Me voy asqueada. Están estropeando el paisaje, pienso. Busco el servicio en una casa que hay pegada a la terraza. Me encierro y digo mirando al espejo: Deseo que la chica rubia se muera. Cuando salgo, pienso que si alguien me pregunta si alguna vez le he deseado la muerte a alguien ya no podré decir que no.

purpurina y cepillo para bebés

miércoles, 11 mayo 2011. Alguien me pone delante un plato con una ración de pescado a la plancha. Después esparce a mi alrededor purpurina en polvo. No comprendo nada.
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Una pareja y yo intentamos cruzar la calle de la casa de mi abuela, pero el agua nos llega hasta las rodillas. Por primera vez me fijo en que está lloviendo y no llevamos paraguas. Tú al menos llevas zuecos y te dan unos centímetros de ventaja, dicen. No sé si están de broma porque estoy tan mojada como ellos. Una vez en casa, mi hermana dice que debo arreglarme para la cena de Navidad. Va cargada de joyas. En el hall hay varias revistas de bebés con las que regalan un cepillo. Tomo una, me peino, me veo el pelo precioso, corro a enseñárselo a mi madre.

paisaje nevado

martes, 10 mayo 2011. Voy por la calle tarareando una canción cuando me cruzo con Daniel. Me dice que tengo que escuchar otro tipo de música. Mientras el paisaje que tenemos delante va cambiando como si estuviera proyectado, le explico que es lo mismo que cuando estás triste y abres la ventana, y hace sol. Ese sol está muy bien, pero no acompaña nada: para los días tristes, mejor paisajes nevados, le digo. Estamos sentados delante de un paisaje nevado y me acaricia la pierna para consolarme. Se levanta y pone un cedé de Micah P. Hinson. Delante de nosotros hay una especie de cubeta enorme. En un descuido, cuando Daniel no me ve, me tiro al agua y me dejo hundir.

autopista

lunes, 9 mayo 2011. Un tipo que se parece aManuel Montalbán y yo corremos por una autopista. Es de noche. Dice que para avanzar más me suba a sus pies.

pelucas naranjas

domingo, 8 mayo 2011. Salgo de un fiesta donde todos llevaban pelucas naranjas. Me encuentro a Juan por la cale. Al verme se echa a llorar. Me pide perdón por no haberme dicho antes cuánto me quiere.

corcho de sandía

sábado, 7 mayo 2011. Antonio Banderas y su mujer quieren comprarle un regalo a su hija. Miran ropa en una tienda de Marbella. Voy con ellos y tengo prisa. A cualquier prenda a la que se acercan les digo que es preciosa, para que las compren cuanto antes y nos vayamos. El dependiente, que va vestido de cocinero, les enseña anillos. Me parecen excesivos para una niña, les digo. El cocinero nos da a probar una especie de corcho de color rojo con muy mala pinta. En la boca se deshace, está fresco, sabe a sandía. Dice orgulloso que es el único alimento en el mundo que no engorda y que lo ha inventado él.
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Miro un escaparate de un ultramarinos. Pienso que tiene muy pocas cosas porque van a cerrarlo en breve. Dentro hay un señor muy mayor con pinta de aburrido. Le compraría algo, pero no sé qué. En el escaparate hay paquetes de té de un kilo y galletas inglesas. Pienso que algún día me atreveré a entrar, y me imagino por la calle con caminando con una bolsa que contiene té y galletas. Imaginarme eso mirando el escaparate, me llena de felicidad.

caramelos, buzones y caracoles

viernes, 6 mayo 2011. Manu Sánchez hace su programa "La semana más larga" desde dentro de lo que parece una máquina expendedora de chucherías con las paredes de cristal. Hay caramelos Pez de colores, rosas, amarillos y naranjas. Pienso que al menos han tenido el detalle de no poner caramelos verdes porque no le gustan. Los caramelos le llegan al cuello. El público está desbocado, saltan de sus asientos, corren hacia Manu para saludarlo, la regidora no puede contenerlos. Algunos van disfrazados por peñas. Los más entusiastas son unos chicos disfrazados de John Travolta. Temo que en un arrebato tumben la máquina y Manu se ahogue. Observo la escena desde un segundo plano, como si en realidad no estuviera allí. Examino la máquina, busco si tiene uno de esos garfios móviles para conseguir muñecos de peluche. Decido que voy a contar hasta diez, y si nadie lo ayuda, lo rescato de la urna como si fuera un premio.
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Al parecer me he mudado a un pueblo. Paso mi primer día midiendo las distancias poniendo un pie tras otro en línea recta, como si caminara sobre un cable. Apunto cada dato en una libreta. La plaza del pueblo es triangular, me recuerda a Fources. Escribo una F en la libreta. Hago un plano de la plaza. Hay tres buzones de Correos, justo delante de la iglesia, del bar y de un negocio de lápidas. Los buzones están demasiado cerca de las puertas hasta el punto de dificultar la entrada o salida. Me gusta que haya tres buzones, siento cierta seguridad, pienso que no me he equivocado mudándome allí. Me siento en un banco a escribirle a Chivite. En la carta le digo que me perdone por haberme ido a vivir a un pueblo tan pequeño.
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Salgo de un centro comercial. Andrés está en la puerta esperándome. Por su sonrisa sé que acaba de aprobar el carnet de conducir. ¿Dónde me llevas?, le digo. Conduce por una carretera de desierto de película del oeste. Mira, dice señalando unos árboles de troncos negros muy finos y retorcidos. ¡Nunca había visto unos árboles así!, le digo entusiasmada. Le pregunto si dan fruto. No, dice Andrés, dan caracoles.

cuchillo

jueves, 5 mayo 2011. Encuentro una cartera. Al abrirla, veo el DNI de Juan. En la foto de carnet aparece empuñando un cuchillo. También hay un papel escrito donde dice: Cumpleaños de Isabel, invitar a comer.

casa demetrio

miércoles, 4 mayo 2011. Virginia, Manuel y yo subimos el camino que lleva hasta el merendero "Casa Demetrio" de La palma. Hablan de ir después a la playa. Les explico que la dermatóloga me lo ha prohibido. Virginia saca del bolso unas tiras de papel de seda, le da la mitad a Manuel y me los van pegando a los brazos sin dejar de andar. Se supone que servirán como crema protectora. También hablamos del mérito que tiene Cumpián organizando lecturas en sitios tan peculiares. Cuando llegamos, en la explanada ya no quedan mesas libres. Sólo una con una botella de vino tinto que, suponemos, es la mesa de Cumpián. Entramos, pero también está lleno. Virginia dice que quiere operarse el pecho. Ni se te ocurra, le digo espantada. En todo caso me operaría yo para quitarme la mitad, añado. Manuel nos mira y se ríe, toma apuntes de nuestra conversación. Pero dile algo, le digo a Manuel. Mientras tanto Virginia ya se ha quitado la camiseta y se hace marcas en el pecho con un rotulador.

barro de grosellas

martes, 3 mayo 2011. Alberto y yo vamos por un camino de tierra entre árboles. Tengo tos y estoy muy cansada. Ya queda menos, dice, ahora viene lo mejor. El camino acaba y comienza una pared vertical de barro. Avanzamos hundiendo los pies y las manos para no caer. No es muy agradable, la pared está muy fría. Emilio y David aparecen de repente, nos dan la bienvenida. Me extraña que el barro no nos haya manchado. David se ríe y, como si pudiera leer mis pensamientos, me explica que era barro mezclado con mermelada de grosellas. Se le ve muy contento. Lleva bermudas de flores, chanclas y su sombrero. Baila mientras camina, aunque no hay música. ¿Qué has bebido?, le pregunto. La fiesta empieza ahora, dice, acabo de llegar y me voy mañana. Llegamos a una fiesta en los bajos de un edificio. Entre el ruido intento mirar el correo. Hay varios mails de Caína con enlaces a páginas de ropa para mascotas. También hay uno de Jota, donde me dice que siente haber desaparecido sin despedirse. Es un mail muy largo donde me resume los últimos trece años de su vida.

mascota

domingo, 1 mayo 2011. Inma tiene un ordenador nuevo y quiere enseñárnoslo. Llegamos a su casa, es un espacio diáfano con grandes ventanales. Me gustan las alfombras. Como si me leyera el pensamiento, dice que puede conseguirme una en ese mismo instante. Abre el ordenador, toca la pantalla, y sale una alfombra. Sólo tienes que elegir el modelo y enrollarla con los dedos, última generación, dice. Mientras le hablo de mi querido y noble 286 con monitor en blanco y negro, que todavía funciona, veo que una pareja de leones se acerca por uno de los ventanales. El león se tumba, pero la leona abre la puerta corredera y entra. Escondeos mientras pido ayuda, les digo. Golpeo la puerta de unos vecinos, les digo que hay una leona suelta. Me invitan a pasar, celebran una fiesta. Les repito que mis amigos están en peligro, que hagan algo, que yo no tengo móvil. Ahora mismo llegarán, no te preocupes, me dicen sirviéndome una vaso enorme de sangría. No sé qué hacer. Inma y Alberto llegan a la fiesta, traen a la leona a su lado. Nadie parece asustarse del animal, siguen bebiendo y riendo como si nada. La he adoptado, dice Alberto. ¿Nunca has querido que yo tenga gato, y ahora tendremos una leona?, le digo. La leona se tumba a mi lado, me tumbo junto a ella, le acaricio la cabeza. Llaman a la puerta pero nadie se mueve. Pienso que quizá sea el león buscando a su compañera. La leona y yo caminados hacia la puerta, ella va delante y a cada paso se hace más pequeña. La puerta se abre sola, no hay nadie. Al mirar al suelo, veo que la puerta ha aplastado a la leona que ya sólo medía unos seis centímetros.