domingo, 6 julio 2025. Alberto y yo volvemos en casa. Cuando vamos a cruzar el cauce seco del río, no hay puente. El cauce no es cómo es en realidad, es mucho más hondo, da vértigo. Alberto dice que podríamos saltar cogiendo impulso. Lo miro como preguntándole si esta seguro. Él responde que sí con la mirada. Me agarro de su mano, damos unos pasos hacia atrás, corremos y saltamos.