sábado, 11 febrero 2023. Entro en lo que parece una iglesia reconvertida en bar. Un tipo, al que se supone que conozco del instituto, me invita a su casa. Dice que su hermana tiene muchas ganas de verme. Caminamos un buen rato por calles que parecen un decorado. Al llegar a su casa, dice que no voy apropiadamente vestida (llevo una especie de pijama de verano blanco: pantalón muy corto y blusa de tirantes, con entredós de tira bordada). Una vez dentro de la casa, ya estoy vestida de otro modo (falda acampanada por debajo de la rodilla y jersey de cuello alto en colores tristes). Su hermana y su madre se alegran mucho de verme, me ofrecen merendar, dicen que ya me han preparado la habitación. Se lo agradezco mucho, pero les digo que tengo que volver porque Alberto estará preocupado. Se miran, se cruzan de brazos. Le digo al tipo (que no sé ni cómo se llama) que tengo que irme. Nadie se mueve. Voy hacia la puerta y está cerrada. Intento escapar por una ventana pero hay dobles rejas. No sé de dónde saco fuerza para abrir los primeros barrotes. Los segundos me cuestan más. Cuando voy a dejarme caer sobre una furgoneta roja que hay aparcada en la puerta, el tipo arranca y mueve la furgoneta. De todos modos me descuelgo agarrándome a unos cables y me dejo caer en el piso de abajo que, afortunadamente tiene la ventana abierta. Entro con la intención de pedirles ayuda, pero no hay nadie. Vuelvo a saltar a la calle. Corro hacia casa. Según avanzo, mi ropa se va volviendo la de antes. Pienso en lo preocupado que estará Alberto.
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Subo la calle del que fue mi colegio. La acera sigue de tierra, asoman raíces. Han puesto una tela metálica para separarla del bordillo. Veo bajar a Taján. Va ensimismado comiendo lo que parecen unas aceitunas enormes. Al pasar por mi lado eructa. Cuando me ve, se da la vuelta y me pide disculpas. Aparece Virginia Aguilar. Parece una niña. Se sienta en la acera con las piernas cruzadas y nos cuenta cosas sin parar de reír. me gusta verla tan feliz. Pienso que en realidad nada de eso está pasando, pero disfruto del momento.