copa de europa

lunes, 30 junio 2008. Estoy en una tienda mirando camisetas, mientras espero a Alberto. En un estante a ras de suelo veo la camiseta de Arconada que se puso ayer Palop, sólo cuestan 4 euros y decido comprar una para Alberto otra para Salvador y otra para mí. Necesito tres tallas diferentes y me agacho a buscarlas. Mientras estoy buscando la tercera, Un hombre se ha llevado las que ya tenía sobre el mostrador. Me quejo a la dependienta. Ella me pregunta cuándo terminaré el libro que estoy leyendo y pienso que quizá vaya a regalarme uno para compensarme. Sale conmigo de la tienda y vemos entrar en un hotel a varias modelos guapísimas. Las miramos con envidia, sobre todo yo. Vemos también a Alberto, a lo lejos, pero por más señas que le hago no nos ve. He llegado a casa y me asomo a la ventana con Emilio. Abajo, en un descampado lleno de barro, hay un montón de amigos jugando al fútbol. Se han reunido para celebrar que ayer España ganó la Copa de Europa. Saludamos a Francis, que ha venido especialmente de París, y le gritamos que se corte el pelo. Te pareces al pelusa, le grito. Alberto llega con Salvador. Pienso en lo contentos que se pondrán cuando vean las camisetas que les he comprado.

ángel de la guarda

domingo, 29 junio 2008. Un fotógrafo entra en un edifico en ruinas para hacer fotos de unas pinturas que, dicen, han aparecido. Yo sigo al fotógrafo dos pasos atrás sin participar en el sueño. Unos niños tiran piedras, el fotógrafo huye como si fueran adultos peligrosísimos. A mí las piedras me traspasan como si fuese un fantasma y llego a pensar que tal vez esté muerta y ahora sea el ángel de la guarda del fotógrafo. Pienso que no me gusta ser el ángel de la guarda de un tipo tan cobarde.

indio

sábado, 28 junio 2008. Estoy en un bar de carretera y me llama la atención que el dueño no se dé cuenta de que los clientes, casi todos en mono de faena, le roban los chorizos que hay sobre la barra. El bar está en obras, están tirando un muro. La hija del dueño, me dice con mucho misterio que la acompañe al servicio. Me lleva detrás del bar, a un descampado que da a unos montes con árboles altísimos. Quiere que la ayude a escapar, dice, porque cuando tiren el muro aparecerá pintada en la pared la cara de un indio, el padre de sus dos hijos. Dice que si su padre se entera de que sus nietos son hijos de un indio los matará a los tres. Ayudo a la chica con las maletas, mientras ella lleva a los niños. Llegamos a un río, la chica cruza con las maletas, después pasa a uno de los niños y, una vez en la otra orilla, le da una patada al puente y lo rompe. Tienes que quedarte con el otro niño, dice, te lo regalo, y se va.

aftershave e interviú

viernes, 27 junio 2008. Estoy sentada en el suelo hablando por teléfono con David. Me pregunta si estoy escribiendo. Me dice que tengo que escribir por los dos, porque él ha dejado la poesía definitivamente. En ese momento, lo veo sentado a mi lado. Seguimos así, hablando cada uno con un teléfono, mirándonos a los ojos. David se saca una cuenta azul de la boca y me la da. Pienso que es la cuenta que me trajo Héctor de Estambul y que había perdido. Y decías que ya no escribías poemas, le digo.
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Al entrar en casa noto un olor muy desagradable. Del dormitorio salen mi hermana y su marido medio dormidos y a medio vestir. Susana se excusa por el olor. Dice que es nuevo aftershave de Hero. No sé qué hacen allí ni cómo han entrado, pero no les digo nada. Ellos tampoco sacan el tema y nos sentamos a hablar de intrascendencias muy educadamente. Hero tiene el pelo muy largo. Le digo que si yo lo tuviera tan bonito no me lo cortaría nunca.
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Estoy en un bar repleto de gente viendo la tele. Es un programa sobre la revista Interviú donde entrevistan a Jurdi. Cada vez que va a salir alguna chica desnuda, el dueño del bar se acerca a tocar algún botón de la tele y nadie puede ver nada. En el programa aparece Jurdi explicando que lo único que desea todo el mundo es ser feliz. Le digo que a mí, a veces, me gusta sentirme triste. De repente el bar se ha quedado vacío. Mi madre me llama desde el ascensor, dice que nos vamos. Jurdi juega a boxear conmigo para entretenerme. Después me sube en hombros y me lleva hasta el ascensor. Es un pasillo larguísimo y tiene que ir esquivando a gente que está en los bares. Al llegar al ascensor, Paco España le aplaude. Has podido hacerlo, le dice. Jurdi está muy contento y me abraza. Le digo que se cuide, que lo quiero mucho. En el ascensor, mi madre me pregunta si volveremos a verlo alguna vez. Claro, este mismo lunes, es profesor en la facultad y le dará clases a Susana, le digo mientras me peino mirándome al espejo.

siesta

jueves, 26 junio 2008. Alberto, Juano, Blanco y yo nos metemos en una cama enorme a dormir la siesta. Nos dormimos inmediatamente. Cuando me despierto, miro bajo las sábanas y todos estamos desnudos. Al dedo gordo del pie derecho de Juano, le falta la uña. Parecen cachorros, pienso antes de hacerme un hueco entre ellos y volver a dormirme.

boda y martillo

miércoles, 25 junio 2008. Alberto va a ir a una boda y dice que yo no estoy invitada. Veo a los invitados vestidos de negro a la puerta de la iglesia. Parece un funeral, pienso. Cuando todos están dentro, entro yo sin hacer ruido y me siento al fondo. En el banco de delante hay dos hombres vestidos con mono de trabajo. Uno se vuelve y pone el índice sobre sus labios. Es Juan Pardo Vidal.
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Me he sentado en un escalón porque estoy muy cansada. A mi lado empiezan a aglomerarse niños y niñas. El padre y el hermano de una de ellas la sacan de la fila y la zarandean. Dicen que el niño con el que está no es su novio y que está avergonzando a toda la familia. Se van. La niña se sienta a mi lado. Le pregunto si siempre es igual en las familias gitanas. Dice que sí. Le pido que me cuente más. La niña no dice nada, saca una bolsa llena de chicles y empieza a comer.
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Alberto quiere que vaya con él a un partido de fútbol. Prefiero quedarme en el hotel, le digo. Se marcha enfadado sin darme un beso. Abre la puerta y entra. Pienso que al fin se ha acordado y viene a despedirse, pero sólo entra con un martillo en la mano, da un martillazo sobre un mueble, y se marcha de nuevo.

cielo gris

martes, 24 junio 2008. Estoy en un local de fiestas con un grupo que no conozco de nada. Para no parecer antipática, hablo con todos y hasta cuento chistes, pero sólo deseo una cosa: irme de allí. Veo pasar por la calle a Joan y corro tras él. Va con dos amigos tan grandes como él. Entran en un hostal. Le hago señas desde la calle pero no puede verme. Comen bocadillos apoyados en la fachada. El cielo está cada vez más gris. Si se pone a llover seguro que sale a la calle y me ve, pienso.

nube de tapies

domingo, 22 junio 2008. Javier es el comisario de una exposición de esculturas. Dice que lo espere a la salida del trabajo y me dejará entrar en la nube de Tapies.

dos piedras


sábado, 21 junio 2008. Justo antes de entrar a cenar en un restaurante, Alberto coge dos piedras enormes con forma de pan de la acera. Cuando le digo que no lo van a dejar entrar con esas piedras en la mano, las esconde en un portal para llevárselas luego a casa.

hormigas

viernes, 20 junio 2008. La cocina está llena de hormigas con alas. Intento matarlas pisándolas, pero son demasiadas. Lucas dice que habrá que fumigar la casa por dentro y por fuera. Después mete la mano en una papelera y saca una figura geométrica hecha de papel. La sostiene entre los dedos con cuidado porque es muy frágil. Esto acabará con todo, dice.

ropa interior

jueves, 19 junio 2008. Mi madre dice que tengo la ropa lista sobre la cama. Entro en el que era mi cuarto y, efectivamente, sobre la cama hay un juego rosa de braga y sujetador pero no son míos. En el suelo, junto a la cama, veo a mi padre enrollado en una alfombra.

perdidos

martes, 17 junio 2008. He perdido a Alberto en un supermercado. Cuando al fin lo encuentro cerca de la salida, veo unas pilas de libros y decido comprarle uno por su cumpleaños. Tardo en pagar porque todo el mundo se me cuela. Vuelvo a perderlo. Al salir al parking me encuentro con un desfile multitudinario. Trato de avanzar de todas las maneras posibles, hasta trepando por un monte de piedras que me araña las manos. Veo salir a Alberto de un bar. Está muy enfadado. Corro hacia él pero no avanzo.

pelo largo

lunes, 16 junio 2008. Me miro al espejo y veo que tengo el pelo larguísimo y brillante. Pienso que se me ha cumplido el deseo de tenerlo como Jorge. Llamo por teléfono a mi madre para contárselo. Mi madre llora. Dice que no entiende por qué tiene 75 años, si por dentro siente que tiene 30. Pienso que no es momento de decirle que me ha cambiado el pelo porque eso la entristecería aún más.

fabes

domingo, 15 junio 2008. Voy con Ana, la novia de Lucas, por la calle. Dice que la acompañe a tirar la basura porque está muy oscuro y tiene miedo. Sale de su casa con una bolsa enorme. Después de meterla en el contenedor se encienden las luces de la calle. Se pone tan contenta que dice que llamemos a Juan Pardo Vidal para comer fabes.

visita

sábado, 14 junio 2008. Toda la familia está reunida en el comedor de la casa de mi abuela. Entra mi tía Paqui, que murió en agosto. Nos alegramos mucho de verla. Todos podemos verla excepto sus dos hijas.

jurdi

viernes, 13 junio 2008. Blanco y Pateta discuten si vamos al cine o vemos un dvd. Les cuento que Joan nunca ha ido al cine, sólo una vez que entró por confusión. Menos mal que era una película etíope y se quedó hasta el final, les digo. Sobre la barra del bar hay un teléfono. Suena. Es Jurdi y dice que se está muriendo. Corro a recoger a Alberto para ir a ver a Jurdi. Alberto sale de casa de su madre, levanta las losas de la acera como si fueran una tela y saca una chaqueta. Entramos en un ascensor que hay en mitad de la calle.

durmientes

jueves, 12 junio 08. Entro en casa de mi abuela con mi madre y mi tía Encarna. Mi madre se queja de que han dejado todas las ventanas cerradas y está todo demasiado oscuro. Y además ha entrado un pájaro, dice y se queda en el comedor intentando auyentarlo. Yo acompaño a mi tía al cuarto de estar. A pesar de la oscuridad distingo el cuerpo de mi abuela tumbado en el sofá, cubierto. Le destapo la cabeza antes de que mi tía abra la ventana para que no se asuste. Haz que sueñas, le digo a mi abuela al oído para que mi tía no note que está muerta. Mi abuela mueve los ojos bajo los párpados cerrados y masculla: El universo está iluminado, el universos menguante. Mi madre me llama desde el comedor para que la ayude a echar al pájaro. Cojo un flan y le doy cucharadas pequeñas que va picoteando como puede. El pájaro, después de comérselo todo, se tumba y se duerme. El flan tenía vodka, le digo a mi madre. Ahora puedes sacarlo de casa si quieres.

zumos

miércoles, 11 junio 2008. Mi madre me pide que quede con el hijo de una vecina. Le digo que no sé nada de él. Le gustan los zumos, dice. Voy a una tienda a comprar zumos, pero los estantes están casi vacíos. La dependienta me pregunta por mi familia. Me invento que están enfermos y por eso me mandan a mí. Sin haberle mencionado aún los zumos, me dice, sólo me quedan zumos pequeños.

maquillaje y caracol negro

lunes, 9 junio 2008. Salgo de clase para ir al comedor del colegio. Una chica me dice que voy demasiado abrigada, que así no voy a sufrir y si no sufro el fotógrafo no se fijará en mí.
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Una mujer que acaba de ganar una carrera de Fórmula 1, se quita el casco. Su cara está dividida en dos colores. Muy morena de la nariz hacia arriba, muy blanca hacia abajo. Coge un espejo y traza una línea negra con lápiz de ojos, entre los dos colores. Le digo que le queda muy bien, que nunca he visto a alguien maquillarse con tanta precisión.
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Alberto pone el pulgar sobre mi lengua y lo gira. Noto que no tiene uña, su pulgar tiene dos yemas.
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En la esquina de calle Cristo con Rodrigo de Ulloa hay varias cajas con restos de material fotográfico. Intento llevarme todo lo que puedo. Alberto dice que deje de coger basura. Lleva un monopatín en bandolera y el pelo muy largo. Acaba de llegar de unas vacaciones. Subimos calle Cristo, entramos en la carnicería para acortar camino. Rocío Dúrcal, de niña, me abre la puerta y pasamos a un pueblo de piedra. Mientras Alberto compra naranjas, noto un dolor inmenso en el talón. Es un caracol negro, que me ha mordido.

mafiosos y queso

domingo, 8 junio 2008. Caína se ha rapado la cabeza y se ha dejado un mechón largo junto a la oreja izquierda para poder jugar con él. Hacemos dos grupos, Alberto y Caína, Ayllón y yo, nos sentamos frente a frente en la Plaza de la Merced y decimos que vamos a jugar a los mafiosos. Nos tapamos la cabeza con un cubo de plástico. Caína dice, yo me pido partirle las piernas a Andrés.
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Ayllón, Alberto y yo vamos en silla de ruedas. La silla de Ayllón se engancha a la de un hombre que va por la acera, delante de él. Cuando el hombre gira para entrar en un bar con decorado del oeste, los tres, enganchados uno al otro, entramos detrás. Ante la sorpresa de todos, nos levantamos de nuestras sillas, las sacamos a la calle, volvemos a sentarnos y seguimos nuestro camino.
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Dos hermanos gemelos, después de cenar opíparamente roban todo el queso de las mesas. Yo les ayudo a llevarse también el pan. Cuando salimos del restaurante, el cielo está completamente lleno de estrellas. Me mareo y caigo al suelo. Los gemelos no pueden ayudarme, porque tienen un montón de quesos y pan entre los brazos.

fajas enterizas y gambas congeladas

sábado, 7 junio 2008. Carmen y Enrique han alquilado una casa enorme en Málaga. Cuando nos la enseñan, les digo que la distribución es igual a la de la casa de mi abuela, incluso el suelo es idéntico. Al fondo del pasillo hay una puerta que da al campo. Enrique dice que es un paisaje inspirador. Las construcciones nos son romanas, son réplicas, le digo. Carmen me enseña un cuarto donde ha tendido toda su ropa interior, sobre todo fajas enterizas. Ahora es toda color carne porque una madre no debe llevar ropa demasiado sexi, dice.
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Mi madre mi hermana y yo estamos en la parada del bus del aeropuerto. Mi hermana se ha encontrado en el suelo una muñeca rota y despeinada. Quiere que la retrate con ella y se apoya en el muro de una casa. Caemos dentro. María del Mar, la amiga de Óscar, me dice que el armario está lleno y que podemos llevarnos lo que queramos. Hay neceseres y artículos de baño, sobre todo. En el fondo, hay cajas de gambas congeladas, cuanto más al fondo, más grandes. María del Mar dice que piensa llevárselas todas. Mi hermana dice que irá por una bolsa para las gambas. No le digo nada, pero pienso que ene el avión no nos van a dejar llevarlas.

mapa

viernes, 6 junio 2008. Un hombre me da cuatro piedras planas de pizarra. Al unirlas, forman el mapa de Galicia.

llave

jueves, 5 junio 2008. Camilo, sin mediar palabra, me da una llave con forma de tenedor. Es lo más parecido a la llave del infierno, pienso.

niña antípoda

miércoles, 4 junio 2008. Estoy con Carmen y Eski en un bar de carretera. El paisaje es bastante polvoriento. Antes de despedirme de ellos, les enseño unos libros antiguos que he comprado. Dentro del libro he guardado una recortable que conservo desde niña. Eski dice que es tan bonita, que si hubiese sido suya la hubiera metido en su caja de minerales. Carmen me abraza y dice que espera verme pronto, en la boda. Mi niña antípoda, le digo. Vemos pasar una furgoneta a toda velocidad y a un hombre corriendo detrás. Grita que le han robado. Carmen y Eski salen del bar, y el paisaje queda completamente negro. Intento ver alguna luz verde de algún taxi. En el bar tampoco hay nadie. Llamo a la puerta de los dueños. Una chica sale en pijama. Le pregunto si puedo esperar en su casa. Me hace pasar al dormitorio y se mete en la cama. De debajo de las mantas sale su marido y otra pareja. El marido, me dice que me siente en la mecedora porque es más cómoda y me cuenta que el vecino ha estado un año sin salir de su casa porque un bromista le rapó la cabeza. Pues le acaban de robar la furgoneta llena de rollos de tela, le digo.

la boda

martes, 3 junio 2008. Es el día de la boda de Carmen y Enrique. Discuten. Están en ropa interior sobre una cama deshecha. Como si yo fuera el director de una película, les digo: Ahora haced las paces, abrazaos. Se abrazan apasionadamente, tanto que siento un dolor enorme. Qué envidia, pienso. Salgo de la habitación, mi familia se está preparando para ir a la boda. Mi madre sostiene una fuente de pasteles, pero no sabe cómo llevarlos sin que se estropeen porque ha empezado a llover. Mi hermana dice que no piensa conducir porque quiere emborracharse. Salimos a la calle, está lloviendo. Cojo en brazos a mi abuela, como si fuera un bebé, para que no se moje los zapatos. Mi hermana saca un plano del local donde se celebra la boda. Parece el plano de un circuito de Fórmula 1. Hay mucha gente, no conozco a nadie. Sobre la mesa hay candelabros humanos: chicos muy guapos con poca ropa, sosteniendo unas bombillas.

la cerilla de nicole

domingo, 1 junio 2008. Nicole Kidman corre por una amplia avenida con un vestido del siglo XVIII, estampado con la bandera norteamericana. Vista desde arriba, parece un paraguas. Se acerca a mí con gesto de pedir ayuda. Enciendo una cerilla y se la doy.