lunes, 16 junio 2008. Me miro al espejo y veo que tengo el pelo larguísimo y brillante. Pienso que se me ha cumplido el deseo de tenerlo como Jorge. Llamo por teléfono a mi madre para contárselo. Mi madre llora. Dice que no entiende por qué tiene 75 años, si por dentro siente que tiene 30. Pienso que no es momento de decirle que me ha cambiado el pelo porque eso la entristecería aún más.