martes, 24 junio 2008. Estoy en un local de fiestas con un grupo que no conozco de nada. Para no parecer antipática, hablo con todos y hasta cuento chistes, pero sólo deseo una cosa: irme de allí. Veo pasar por la calle a Joan y corro tras él. Va con dos amigos tan grandes como él. Entran en un hostal. Le hago señas desde la calle pero no puede verme. Comen bocadillos apoyados en la fachada. El cielo está cada vez más gris. Si se pone a llover seguro que sale a la calle y me ve, pienso.