miércoles, 4 junio 2008. Estoy con Carmen y Eski en un bar de carretera. El paisaje es bastante polvoriento. Antes de despedirme de ellos, les enseño unos libros antiguos que he comprado. Dentro del libro he guardado una recortable que conservo desde niña. Eski dice que es tan bonita, que si hubiese sido suya la hubiera metido en su caja de minerales. Carmen me abraza y dice que espera verme pronto, en la boda. Mi niña antípoda, le digo. Vemos pasar una furgoneta a toda velocidad y a un hombre corriendo detrás. Grita que le han robado. Carmen y Eski salen del bar, y el paisaje queda completamente negro. Intento ver alguna luz verde de algún taxi. En el bar tampoco hay nadie. Llamo a la puerta de los dueños. Una chica sale en pijama. Le pregunto si puedo esperar en su casa. Me hace pasar al dormitorio y se mete en la cama. De debajo de las mantas sale su marido y otra pareja. El marido, me dice que me siente en la mecedora porque es más cómoda y me cuenta que el vecino ha estado un año sin salir de su casa porque un bromista le rapó la cabeza. Pues le acaban de robar la furgoneta llena de rollos de tela, le digo.