atajo, se supone

lunes, 31 diciembre 2012. Salgo de la casa de mis padres hacia el que fue mi colegio, he perdido el bus y tomo un atajo. El atajo parece una campo de batalla. Subo y bajo montañas de escombros, debo sortear piedras que caen, muros de alambre de espino, hasta tengo que caminar sobre troncos engrasados que giran. Unos metros antes de llegar, trepo por una tapia encalada y me dejo caer por un tobogán de cemento hacia una acequia vacía. Miro a mi alrededor. No sé dónde estoy, no sé qué hora es. No recuerdo dónde iba. 

calamares y maletas

lunes, 24 diciembre 2012. Me asomo a una especie de patio de luces. Está inundado y flotan calamares y maletas. Un hombre entrega a los que se asoman unos anzuelos con tres ganchos. Una niña intenta pescar calamares, pero todos se le escapan. Pescar una maleta es más fácil, le digo. ¿Por qué? Porque las maletas no saben nadar. La niña se ríe y pesca una maleta roja enorme.

okupas

sábado, 22 diciembre 2012. Han venido a vivir a casa toda mi familia y unos cuantos niños que no sé quienes son. Han llenado el cuarto de estar de sillas, como si fuera un cine, y tienes la tele puesta a todo volumen. Les digo que al menos saquen a la terraza las sillas que estén vacías. Ni caso. Al sacar unas cuantas veo que han sacado nuestra cama fuera.

mentalista

jueves, 20 diciembre 2012. Vamos en coche a toda velocidad, subimos por una pista de arena junto a la playa. El coche cae sobre una nido enorme de rocas y ramas. Salimos por la ventanilla. Mientras Alberto va a buscar una grúa, me concentro en volver el coche más pequeño. Lo consigo, ahora es fácil empujarlo con un solo dedo y devolverlo a la pista de arena.

pérdidas

martes, 11 diciembre 2012. Mientras intento dormir oigo que entran a robar en casa. Los oigo vaciar armarios y cajones. Me levanto pensando que ya se han ido, pero siguen ahí, raspando las paredes para llevarse incluso el cemento. Las paredes están con los ladrillos desnudos, no quedan muebles. Les pregunto por mi ropa. La hemos tirado al contenedor, dice uno.
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Estoy en casa de mis padres. Huele a quemado, abro la puerta y veo que suben llamas desde el primer piso. Les grito que cojan lo imprescindible y corran antes de que sea imposible escapar. Nadie me hace caso. Entro en el que fue mi cuarto, busco algunas piedras, el colgante que me regalo Iker, mis zapatos favoritos. Lo meto todo en una bolsa. Mi padre me da algo en papel de embalar. Yo me quedo, dice.

rosa homogéneo

sábado, 8 diciembre 2012. Tengo delante unos frascos pequeños con algo que parece suavizante para el pelo. Lo hay de color fucsia y blanco. Parece que mi misión es mezclaros de uno en uno hasta que todos queden de color rosa pálido. Lo hago con cierta prisa, y mirando de vez en cuando por encima de mi hombro, como si esperara que alguien me pillara en falta.