domingo, 29 junio 2008. Un fotógrafo entra en un edifico en ruinas para hacer fotos de unas pinturas que, dicen, han aparecido. Yo sigo al fotógrafo dos pasos atrás sin participar en el sueño. Unos niños tiran piedras, el fotógrafo huye como si fueran adultos peligrosísimos. A mí las piedras me traspasan como si fuese un fantasma y llego a pensar que tal vez esté muerta y ahora sea el ángel de la guarda del fotógrafo. Pienso que no me gusta ser el ángel de la guarda de un tipo tan cobarde.