martes, 22 agosto 2023. A ratos parece un tren, a ratos los pasillos de un hotel. Una madre persigue a sus bebés que corretean/gatean muy rápido. Decido ayudarla. Los siento delante de un piano para entretenerlos. La madre, por fin, se tumba en un sofá pequeño y se queda dormida. El hotel se convierte definitivamente en un tren de madera (parece del Oeste) y comienzan a entrar pasajeros. Recuerdo que dejé mis cosas en uno de los vagones. Los bebés han vuelto a escapar, su madre tampoco está, así que corro hacia mi asiento. Encuentro una especie de restaurante improvisado. Un grupo me dice que me siente con ellos. Comen con las manos lo que parecen alitas de pollo. Hablan de la edad de alguien. No parece que tenga 60 años, dice uno. Yo los cumplo el año que viene, les digo. Dejan de comer, se miran unos a otros. No puede ser, dicen, no puede ser.