martes, 24 octubre 2023. Voy con mi madre por calle Granada. A la izquierda hay un callejón muy largo y oscuro. Vamos, dice. Le grito que no entre. Cuando llega a la altura de unos tipos que hay sentados en el suelo les pega con el bolso. Los ipos se levantan y la persiguen. Consigo convencerlos de que la dejen en paz, que es muy mayor y no sabe lo que hace.
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Hablo con un chico rubio muy joven que lleva el pelo muy corto (se supone que es Óscar, pero no e parece en nada). ¿No te acuerdas de mí?, le pregunto. No se acuerda. No comprendo que yo haya envejecido y él no.
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Una chica entrevista a una pareja muy joven. Ella se parece a Lady Gaga y él a Justin Timberlake. Mientras prepara las preguntas, ellos se besan en la acera. No sé qué preguntarles, pregúntales tú que se gustan los pronombres personales, me dice la periodista al borde de las lágrimas. Yo llevo un pastillero en la mano. Él me pregunta qué llevo dentro. Pronombres personales, respondo.Pone cara de no tener ni idea. Pienso que los actores de ahora no saben nada.
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Mi suegra sale al descansillo a despedir a un tipo algo estrafalario. Dos niñas aprovechan yescapan al ver la puerta abierta. Mi suegra, con una mirda, me dice que las meta dentro. Las barro con una escoba. Las niñas llevan camisetas de tirantes de hombre y un collar de perlas cada una. Pienso si serán buenos o de juguete. Voy a mi cuarto y miro en los cajones. Nada. El tipo estrafalario vuelve a entrar y pregunta por los pantalones que me compré. Quiere vérmelos puestos. Sostengo los pantalones delante de mí y los miro detenidamente. Son horribles, parecen de payaso (hechos con varias telas llamativas distintas: de flores, de cuadros...). ¿Cómo pude comprarme esto? Le pregunto al tipo.