pantalones de piso

lunes, 16 septiembre 2024. Miro hacia un edificio de tres platas. Hay muchas cabezas asomadas. Se supone que son amigos de Juan Luis y lo están buscando desde hace horas. Lo veo llegar con su hijo en brazos. ¡Está aquí, grito.
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Llego al probador de una tienda. Hay tres chicas. Una de ellas (la más gorda) se prueba mis pantalones. Le quedan ajustadísimos. Pienso que me los va a agrandar. Las otras dos la animan a que compre unos iguales. Son pantalones de piso, dice la otra. Una de ellas dice que puede hacer algo con su jefe para que le consiga unos de su talla. Le digo que no merece la pena hacer nada con nadie por unos pantalones de rebaja, ni siquiera por unos sin rebajar, ni por nada. Me miran mal. Me devuelve los pantalones que han ensanchado varias tallas. Pregunto si tienen tallas más pequeñas. Ni me contestan. Me ato los cordones de los zapatos y se me rompen.
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Andrés y Elisa llegan de visita a casa de mis padres. Les cuanto que mi padre está peor que nunca, que nos pone a prueba. Andrés lo disculpa y le dice a Elisa que debería haberse pintado los párpados de verde. Me fijo en que los lleva naranja a juego con la camiseta. Elisa se queja que desde que han llegado de Turquía no hace más que criticarla. Llega mi hermana y nos da regalos de su último viaje. En mi bolsa hay un nazareno de barro enorme muy mal hecho. Le digo que ya le dije que no quería regalos, que no quiero más cosas. También hay un cono truncado hueco de madera negra. Le pregunto qué es. No sabe. En la bolsa también hay lápices pequeños de haberles sacado punta mil veces. Le digo que es lo que más me ha gustado.

definición de amigo

domingo, 15 septiembre 2024. Grupo de poetas alrededor de una mesa. Una chica estornuda muy flojito. Pienso que debería estornudar más fuerte, sacarlo todo, pero no le digo nada. La chica me pide que la deje pasar al cuarto de baño. En ese momento alguien la critica. Salo en su defensa. No la conoces de nada, dice alguien. No me importa, necesitamos más narradoras, digo. Alguien habla de una antología que ha sacado Ocaña Miranda. Hacen bromas. Les digo que es una persona excepcional, la persona más divertida del mundo, les cuento anécdotas. Alguien dice que en las antologías todos sacan solo a sus amigos. Les digo que definan amigo pero acabo haciéndolo yo. Les digo que es cuando conoces a su familia, su madre, sus hermanos. Sonia le dice a alguien el nombre de su madre y sus tres hermanos. Todos aplauden. Ella dice que ha sido suerte porque en realidad no los conoce. 
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Llevo a mi suegra del brazo y en la otra mano un paquete envuelto en papel de estraza, dos móviles y el mío pequeño. Hago malabares para que no se me caiga nada (ni ella). Entramos en una farmacia. Ella busca una crema. Dejo todo sobre el mostrador mientras ella busca una crema. Al volver a mirar, veo que hay dos paquetes prácticamente iguales. Pienso que van a creer que lo he robado. Una guardia jurado se acerca. Le dice a mi suegra que la acompañe, que arriba tienen la crema que busca. No me da buena espina. Recojo mis cosas y voy detrás, pero desaparecen. Me doy cuenta de que he perdido mi móvil. Aparece una chica con pañuelo en la cabeza, lleva un móvil como el mío. Forcejeo, le digo que me lo devuelva. La chica se resiste. Al verlo bien, veo que es otro modelo y que no lleva la pegatina Jiménez en la tapa. Le pido disculpas, no quiero que piense que soy racista, simplemente me pareció raro que alguien usara un móvil tan antiguo. Le digo que debo encontrarlo porque ya no los fabrican, que no tendría interés para nadie porque no lleva mis datos ni fotos siquiera. Le digo que quizá se me cayó en el parking, al salir del coche. La chica se ofrece a ayudarme a buscarlo. Salimos de la farmacia pero las calles han cambiado. No hay parking, ni coches, hay una plaza con árboles y es de noche. No sé dónde estoy.

dos cines

viernes, 13 septiembre 2024. Subo por Fernando el Católico. Delante de mí, una familia (padre, madre, hija de mi edad, hijo muy joven). Se paran en la esquina con Rodrigo de Ullóa, dudan si seguir. Les digo que si siguen hacia adelante llegarán a la carretera de los montes, que no hay nada, que solo pasarán calor. Dudan, dicen que la ciudad no tiene nada. Les digo que ahí mismo tienen el seminario o Gibralfaro. De repente aparecen por arte de magia dos cines, uno frente al otro. El cine de la derecha tiene bar, les digo. Deciden entrar porque están muy cansados (van cargados de bolsas con souvenirs). Los acompaño a la puerta, miro el reloj y resoplo. El hijo me pregunta si pasa algo. Son las 20.35 y el tren sale a las 20.40, tendré que coger el siguiente. Me despido de la madre y la hija. El padre duerme con la boca abierta. Adiós señor papá, le digo desde lejos. El hijo acompaña a la puerta. Mientras vamos por el hall del cine me dice que quiere comprobar algo y va a besarme pero solo en los labios. No estoy segura de si quiere comprobar si hay química entre nosotros o que es la primera vez que va a besar a alguien. En ese momento aparece un tipo con pinta de tipo duro y le da unos golpes en la espalda. Pienso que nos ha fastidiado el momento. Me enzarzo en una pelea con él. El chico sorprendido me pregunta qué demonios hago. ¡No te das cuenta que quería matarte!, le digo.

la chica de balthus

jueves, 12 septiembre 2024. Voy a un servicio público que hay en los bajo de un edificio. A la puerta hay dos mujeres hablando. Una parece extraterrestre, con los ojos separados y enormes. Tiene una pierna levantada, apoyada contra la pared. Me recuerda a una de las chicas de Balthus. Dudo si decírselo para congraciarme con ella porque me mira con mala cara. Pienso que ya he estado ahí, pero no recuerdo cuándo. El servicio no tiene pestillo y está muy sucio. Levanto la tapa con el pie. Al orinar acabo mojándome las piernas y la ropa. Antes de salir pienso en qué esas dos mujeres pensarán que he sido yo quien lo ensució todo.

abrigos

miércoles, 11 septiembre 2024. Alberto quiere que vea una sala de un museo. Las paredes parecen vidrieras muy antiguas, pero cuando me fijo es que están muy sucias. Le pregunto si ya habíamos estado en ese sitio. Dice que sí, en un concierto. De repente la sala se transforma en una tienda de ropa de segunda mano atiborrada de abrigos. Cuesta avanzar entre tanta ropa. Decido arrastrarme por el suelo. Me acuerdo de que dejé a la entrada una bolsa. Le digo a Alberto que me espere fuera, que no tardo nada. Decido ir por la calle para tardar menos. Corro entre los coches como una bala. Casi no piso el suelo. Cuanto los semáforos, calculando por donde iré sobre la tienda (se supone que está bajo tierra).

chiclanera

domingo, 8 septiembre 2024. Estamos en una frontera. Hay coches esperando varios controles al aire libre (como cuando vas a pagar gasolina). En uno no hay nadie (pienso que está cerrado porque no tiene luz). Alberto va hacia él y varios policías armados se nos echan encima. Volvemos a la cola. Una señora no sabe rellenar el impreso. La ayudo. Le digo que apunte de dónde viene, dónde va y la fecha. Escribe Chiclanera, 3/3 y debajo el año en tres partes 2-02-4. Intento corregirlo pero un agente no me deja. Alberto mete su impreso en un sobre. Conociéndolo, con lo poco que le gustan estas cosas, no creo que haya escrito nada bueno. Quiero irme de allí cuanto antes.
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Pablo está en la cama de mis padres. Vamos a visitarlo Pepe y yo. Nos cuenta cosas. Le recuerdo un vídeo juego que nos prestó, uno de los primeros que salieron. Mientras, le doy la mano. Dudo si decirle, te quiero, al despedirnos.

ducha

viernes, 6 septiembre 2024. Llegan mis sobrinos Darío y Abel. Me extraña que sean dos bebés y casi tengan la misma edad, pero me encanta verlos así. Cojo a Abel en brazos y no pesa absolutamente nada, como si estuviera hueco.
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En casa de mis padres alguien se dejó la puerta abierta y la gata se ha escapado. Está bajando las escaleras. La agarro del rabo y tiro de ella. El rabo estira y estira.
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Estoy sentada en una silla plegable de playa en una calle soleada de un pueblo. No hay gente ni coches. Les digo a unos niños que así da gusto vivir. Uno de los niños me dice que Alberto ya se ha ido. Corro al hotel (una casa baja encalada). Alberto está en la dduch, menos mal. Intento hacer la mochila a toda velocidad, pero mi ropa está en una cuba de la calle. Pienso que no me dará tiempo a guardarla toda, pienso hasta en dejarla allí. Debo elegir qué me llevo y qué dejo porque el tren sale ya.
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Estoy en casa de mis padres intentando arreglar una cajita de música. Mi tía M dice que es imposible, que no seré capaz, que pierdo el tiempo. Me sienta muy mal. Con un táper transparente y un poco de arena de la gata consigo que funcione. Suena "Para Elisa". Se la pongo delante a mi tía. Dice que no volverá a hablarme.

cúter

martes, 3 septiembre 2024. Estamos en la acera de la casa de Rosamari. En el portal hay una especie de bar (nosotros lo vemos desde el coche). Llega una chica que me da mala espina. Saca un cúter rojo (como el que salía en la serie "Larry David") e intenta atacarlos. Le digo a Alberto que vayamos a avisar a la policía. Llegamos a un apartamento muy desordenado. Isabel Preysler y sus hijas se preparan para una fiesta. Sacan vestidos sobre la cama. Quieren que me pruebe uno. Le digo que ha llegado una asesina y deberiamos escondernos. Dicen que quieren darle una oportunidad y que trabaje en casa de sirvienta.

volverás

lunes, 2 septiembre 2024. Estoy en casa de mis padres. Mi tía M está muy despeinada, le digo que no vaya a salir así a la calle. La noto rara. Tardo en darme cuenta de que se ha teñido el pelo de oscuro. Le quedaba mejor blanco, pero no le digo nada. Mi padre no está en su sillón, no sé cómo se ha levantado solo. Mi madre dice que está en la cocina. Lo encuentro revolviendo en un cajón de herramientas. Me alegra que te entretengas, le digo. Eso hago, responde. Aprovecho para ir al cuarto de baño a ducharme, está todo manga por hombro, no hay sitio para colocar mi ropa. La bañera está muy sucia. Busco una toalla pequeña para usarla como alfombrilla. Ya queda menos, me digo. Mientras, suena de fondo "Volverás" de Sergio y Estíbaliz.