edredón

lunes, 30 septiembre 2024. Alberto y yo nos colamos en una la habitación de un hotel. Me inquieta que tenga varias puertas porque pienso que la camarera puede entrar por cualquiera de ellas y pillarnos. Alberto se pone cómodo en un sillón. Va envuelto en un edredón. Yo llevo una bata de guatiné que no sé de dónde he sacado. Le digo que debemos irnos lo antes posible porque ya oigo que vienen a limpiar. Él se retrepa en un sillón. Le grito que haga lo que quiera pero que yo me largo. No sé bien por qué puerta marcharme.

márgenes

sábado, 28 septiembre 2024. Voy por la calle con Chivite, dos chicas y un señor mayor. El señor mayor nos da conversacion, nos pregunta dónde vivimos y cuántos poetas viven en nuestro barrio. Como la conversación me aburre les propongo echar una carrera hasta el bar más cercano. Más que correr casi vuelo y llego la primera. El señor mayor se encarga de pedir las bebidas y las tapas. Desde el otro extremo de la mesa veo charlar animadamente a Chivite con las dos chicas. Después se acerca a mí, me da un libro en el que ha escrito notas en los márgenes. El señor mayor no para de hablar, no me deja leer. Con tono muy dulce le digo que no me interesa absolutamente nada lo que me está contando, que por favor se calle. Le doy un beso en la frente y sigo leyendo el libro de Chivite.
+
Voy en el asiento trasero de un coche. Delante llevo un portátil donde suenan canciones de The Kinks a todo volumen. Intento bajarlo. Sonia, que va de copiloto, se vuelve y dice que es imposible, que su cuñado los engañó y les vendió un ordenador roto. Míchel, que va conduciendo, al volverse para decir algo, se sale de la calzada y se mete en unos jardines del paseo de los curas.

pienso

martes, 24 septiembre 2024. Estoy en una clase muy larga y estrecha. Al fondo se ve la iglesia de la Victoria. Pienso que quizá le hayan puesto una paredes a la acera. La clase la recorre una mesa igual de larga. Cada tres metros hay una caja de zapatos con lápices, gomas, sacapuntas y un compás. Al fondo, veo pasar a una chica. Pienso que la conozco de saludarnos, pero nunca hemos hablado. Pienso en lo que sé de ella: que parece tranquila, que tuvo un niño siendo muy joven, que trabajó en una mercería, que su padre era inventor. Pienso que la próxima vez que nos veamos le diré algo. Pienso que igual me meto en un lío porque quizá no sea como la imagino. Mientras pienso van llegando otras alumnas. Una dice que está muy nerviosa. Mira dentro de la caja y, señalando el compás, pregunta qué es.

meñique

lunes, 23 septiembre 2024. Es el primer día de clase. Los asientos son butacas de cine muy incomodas. Entra la profesora Magdaleno (me daba historia en el instituto). Me estraña que siga joven. Va vestida con minifalda y chupa de cuero, medias agujereadas y pelo punk. Antes de empezar se pone una pinza entre las piernas para que la minifalda no deje enseñar nada. Llega el que se supone es su padre a presentarla (en realidad es el que fue mi profesor de derecho civil en económicas). Mientras hablan, me levanto porque estoy muy incómoda y me apoyo en una columna. Cuando terminan, el profesor se despide dándome el meñique (como si me diera la mano). Dice que se alegra de verme. Pienso que ya no se acuerda de cuando me mandaba callar en clase.
+
Estamos en la que se supone que es nuestra casa, aunque no se parece en nada. Es un loft enorme muy desangelado. Hay una mesa larga en el centro. Los amigos han venido a comer. Pongo cubiertos y platos para cinco. Les digo que tengo mucha prisa, que cojan lo que quieran del frigorífico. Lo abro y veo un montón de gambas peladas. Las huelo, las tiro. Te dejo a cargo de todo, le digo a Emilio. Me pregunta si debe desenchufar el frigorífico al irse. Le digo que Alberto volverá por la noche, que no se preocupe. Salvatore y Cantos ya están en la mesa. No me da tiempo a saludar ni despedirme. Salgo corriendo porque llego tarde a casa de mis padres. Alguien me dice desde un coche que me lleva. Entro. El coche va hasta arriba. Voy apretujada en el asiento de atrás. De repente alguien dice que quiere cambiar de asiento, paran, se cambia con Antonio Soler que, antes de volver a entrar en el coche, se prueba sombreros. Salgo del coche porque pienso que llegaré antes andando. Aparece Laura. Pararé un taxi, dice. Es un taxi descapotable que al momento se transforma en una limusina articulada. Rápido, entra, dice Laura. El conductor va sentado en el asiento de atrás, dice que yo me siente delante. Miro el reloj. Mis padres llevan una hora solos. (Me despierto agobiadísima).

permanente

domingo, 22 septiembre 2024. Mi prima Cristina y yo estamos escribiendo algo al fondo de una habitación. Yo estoy de espaldas a la puerta. Delante tengo un cristal o algo que refleja lo que pasa a mis espaldas. Veo pasar a mi tía M por el pasillo. Se vuelve, viene hacia nosotras. ¡No hables!, me grita, ¡no hables y escribe! No ha salido de la habitación y ya la veo volver. Vuelve a gritarme que no hable, me zarandea, intenta pegarme. Me defiendo tirándole el cuaderno a la cara.
+
Tengo muchísimo pelo. No sé si me lo he rizado o llevo peluca. Intento hacerme unas fotos para enviárselas a Javi y que me diga si me queda bien, si me hago una permanente. Hago las fotos al espejo, pero el flash se dispara y no sale nada. Por más que lo intento no puedo quitar el flash.

descalza

sábado, 21 septiembre 2024. Parece un bar o el jardín de una casa. Un tipo llega con su bebé. Al bebé lo sienta a ras del suelo y se desentiende. Me siento a su lado, lo tomo en brazos, le doy de comer.
+
Voy por una urbanización de chalecitos bajos con jardín. Los muros son blancos con barrotes de obra de entre los que salen plantas con flores muy delicadas. No hay nadie. Anochece. Me fijo en que voy descalza y en camisón. Noto la acera templada. Me gusta esa sensación de serenidad. Recuerda esto, me digo. No te olvides de esta felicidad, recurre a ella cada vez que la necesites. De repente estoy dentro de un coche en marcha (en esa misma calle) y voy a estrellarme contra la puerta de un garaje. Intento pisar el freno pero no llego porque voy en el asiento del copiloto. Moviendo el cuerpo consigo enderezar la trayectoria y el coche solo roza la puerta y un muro.
+
Estoy con unos amigos en un descampado. A un lado hay eucaliptos y un arriate. Lo recorro. Dentro hay juguetes, cintas de casete y libros rotos, baratijas... Pienso que me gustaría llevarme algo de recuerdo. Aparece Pateta, quiere que le digitalice unos libros que le gustaban mucho de niño. Señala el arriate. Por más que miro no los veo. Me fijo en que también hay cajas de cerillas. Me pregunto si dentro guardarán algún tesoro.

totoro

viernes, 20 septiembre 2024. Han puesto unas figuras de "Mi vecino Totoro" sobre un montículo. Quiero hacerme una foto. Cuando estoy arriba, veo a Alberto encaramarse a un coche para poder hacerla. Se sube al techo del coche y el coche arranca. Alberto cae. Me asomo y está tirado en el asfalto. Corro hacia él, pero Cayetana Guillén Cuervo (la encargada de abrir y cerrar las puertas del recinto donde están las figuras) no me deja pasar. la empujo, corro escaleras abajo. Cuando llego, Alberto está sobre unas sábanas. Lo acompaña Salvatore. Le pregunto con miedo cómo está. Salva me hace un gesto que significa que se ha quedado tetraplégico. Alberto no quiere responder. No se mueve ni me mira siquiera. Pienso que, conociéndolo, no querrá vivir así. Dudo si sabré convencerlo que yo quiero cuidar de él, que no soportaría que él quisiera morir. (Me despierto llorando).

lambada

jueves, 19 septiembre 2024. Estoy en un concierto. Un tipo toca la Lambada con violín. Me echo a llorar. Me da vergüenza porque todo el mundo corea y aplaude a mi alrededor. Escondo la cabeza entre las rodillas, veo cómo mis lagrimones llegan al suelo y hasta salpican los zapatos de las personas que tengo al rededor. De repente el violinista para. Pienso que se ha dado cuenta de que estoy llorando, pero no es eso: pide a parejas del público que salgan a bailar.

zapatIllas rojas

miércoles, 18 septiembre 2024. Marcos y yo estamos en el hall de un hotel años 70 que parece abandonado. Todo está en penumbra. Hay un grupo a la entrada. No nos atrevemos a acercarnos. Parece que están preparando una hoguera. Dos parejas entran. Nos escondemos junto a los ascensores. Frente a nosotros hay un espejo. No se nos ve pero sí mis zapatillas rojas de casa. Cuando creemos que van a descubrirnos una de las chicas se pone de parto y todos se van corriendo.
+
En el patio de la casa de mi abuela hay una reunión de hombres. Están sentados en círculo, parecen una mafia. Me acerco al jefe y le digo, solo por provocar al resto, que voy a salir a comprar piedras. Todos cuchichean.

pantalones de piso

lunes, 16 septiembre 2024. Miro hacia un edificio de tres platas. Hay muchas cabezas asomadas. Se supone que son amigos de Juan Luis y lo están buscando desde hace horas. Lo veo llegar con su hijo en brazos. ¡Está aquí, grito.
+
Llego al probador de una tienda. Hay tres chicas. Una de ellas (la más gorda) se prueba mis pantalones. Le quedan ajustadísimos. Pienso que me los va a agrandar. Las otras dos la animan a que compre unos iguales. Son pantalones de piso, dice la otra. Una de ellas dice que puede hacer algo con su jefe para que le consiga unos de su talla. Le digo que no merece la pena hacer nada con nadie por unos pantalones de rebaja, ni siquiera por unos sin rebajar, ni por nada. Me miran mal. Me devuelve los pantalones que han ensanchado varias tallas. Pregunto si tienen tallas más pequeñas. Ni me contestan. Me ato los cordones de los zapatos y se me rompen.
+
Andrés y Elisa llegan de visita a casa de mis padres. Les cuanto que mi padre está peor que nunca, que nos pone a prueba. Andrés lo disculpa y le dice a Elisa que debería haberse pintado los párpados de verde. Me fijo en que los lleva naranja a juego con la camiseta. Elisa se queja que desde que han llegado de Turquía no hace más que criticarla. Llega mi hermana y nos da regalos de su último viaje. En mi bolsa hay un nazareno de barro enorme muy mal hecho. Le digo que ya le dije que no quería regalos, que no quiero más cosas. También hay un cono truncado hueco de madera negra. Le pregunto qué es. No sabe. En la bolsa también hay lápices pequeños de haberles sacado punta mil veces. Le digo que es lo que más me ha gustado.

definición de amigo

domingo, 15 septiembre 2024. Grupo de poetas alrededor de una mesa. Una chica estornuda muy flojito. Pienso que debería estornudar más fuerte, sacarlo todo, pero no le digo nada. La chica me pide que la deje pasar al cuarto de baño. En ese momento alguien la critica. Salgo en su defensa. No la conoces de nada, dice alguien. No me importa, necesitamos más narradoras, digo. Alguien habla de una antología que ha sacado Ocaña Miranda. Hacen bromas. Les digo que es una persona excepcional, la persona más divertida del mundo, les cuento anécdotas. Alguien dice que en las antologías todos sacan solo a sus amigos. Les digo que definan amigo pero acabo haciéndolo yo. Les digo que es cuando conoces a su familia, su madre, sus hermanos. Sonia le dice a alguien el nombre de su madre y sus tres hermanos. Todos aplauden. Ella dice que ha sido suerte porque en realidad no los conoce. 
+
Llevo a mi suegra del brazo y en la otra mano un paquete envuelto en papel de estraza, dos móviles y el mío pequeño. Hago malabares para que no se me caiga nada (ni ella). Entramos en una farmacia. Ella busca una crema. Dejo todo sobre el mostrador mientras ella busca una crema. Al volver a mirar, veo que hay dos paquetes prácticamente iguales. Pienso que van a creer que lo he robado. Una guardia jurado se acerca. Le dice a mi suegra que la acompañe, que arriba tienen la crema que busca. No me da buena espina. Recojo mis cosas y voy detrás, pero desaparecen. Me doy cuenta de que he perdido mi móvil. Aparece una chica con pañuelo en la cabeza, lleva un móvil como el mío. Forcejeo, le digo que me lo devuelva. La chica se resiste. Al verlo bien, veo que es otro modelo y que no lleva la pegatina Jiménez en la tapa. Le pido disculpas, no quiero que piense que soy racista, simplemente me pareció raro que alguien usara un móvil tan antiguo. Le digo que debo encontrarlo porque ya no los fabrican, que no tendría interés para nadie porque no lleva mis datos ni fotos siquiera. Le digo que quizá se me cayó en el parking, al salir del coche. La chica se ofrece a ayudarme a buscarlo. Salimos de la farmacia pero las calles han cambiado. No hay parking, ni coches, hay una plaza con árboles y es de noche. No sé dónde estoy.

dos cines

viernes, 13 septiembre 2024. Subo por Fernando el Católico. Delante de mí, una familia (padre, madre, hija de mi edad, hijo muy joven). Se paran en la esquina con Rodrigo de Ullóa, dudan si seguir. Les digo que si siguen hacia adelante llegarán a la carretera de los montes, que no hay nada, que solo pasarán calor. Dudan, dicen que la ciudad no tiene nada. Les digo que ahí mismo tienen el seminario o Gibralfaro. De repente aparecen por arte de magia dos cines, uno frente al otro. El cine de la derecha tiene bar, les digo. Deciden entrar porque están muy cansados (van cargados de bolsas con souvenirs). Los acompaño a la puerta, miro el reloj y resoplo. El hijo me pregunta si pasa algo. Son las 20.35 y el tren sale a las 20.40, tendré que coger el siguiente. Me despido de la madre y la hija. El padre duerme con la boca abierta. Adiós señor papá, le digo desde lejos. El hijo acompaña a la puerta. Mientras vamos por el hall del cine me dice que quiere comprobar algo y va a besarme pero solo en los labios. No estoy segura de si quiere comprobar si hay química entre nosotros o que es la primera vez que va a besar a alguien. En ese momento aparece un tipo con pinta de tipo duro y le da unos golpes en la espalda. Pienso que nos ha fastidiado el momento. Me enzarzo en una pelea con él. El chico sorprendido me pregunta qué demonios hago. ¡No te das cuenta que quería matarte!, le digo.

la chica de balthus

jueves, 12 septiembre 2024. Voy a un servicio público que hay en los bajo de un edificio. A la puerta hay dos mujeres hablando. Una parece extraterrestre, con los ojos separados y enormes. Tiene una pierna levantada, apoyada contra la pared. Me recuerda a una de las chicas de Balthus. Dudo si decírselo para congraciarme con ella porque me mira con mala cara. Pienso que ya he estado ahí, pero no recuerdo cuándo. El servicio no tiene pestillo y está muy sucio. Levanto la tapa con el pie. Al orinar acabo mojándome las piernas y la ropa. Antes de salir pienso en qué esas dos mujeres pensarán que he sido yo quien lo ensució todo.

abrigos

miércoles, 11 septiembre 2024. Alberto quiere que vea una sala de un museo. Las paredes parecen vidrieras muy antiguas, pero cuando me fijo es que están muy sucias. Le pregunto si ya habíamos estado en ese sitio. Dice que sí, en un concierto. De repente la sala se transforma en una tienda de ropa de segunda mano atiborrada de abrigos. Cuesta avanzar entre tanta ropa. Decido arrastrarme por el suelo. Me acuerdo de que dejé a la entrada una bolsa. Le digo a Alberto que me espere fuera, que no tardo nada. Decido ir por la calle para tardar menos. Corro entre los coches como una bala. Casi no piso el suelo. Cuanto los semáforos, calculando por donde iré sobre la tienda (se supone que está bajo tierra).

chiclanera

domingo, 8 septiembre 2024. Estamos en una frontera. Hay coches esperando varios controles al aire libre (como cuando vas a pagar gasolina). En uno no hay nadie (pienso que está cerrado porque no tiene luz). Alberto va hacia él y varios policías armados se nos echan encima. Volvemos a la cola. Una señora no sabe rellenar el impreso. La ayudo. Le digo que apunte de dónde viene, dónde va y la fecha. Escribe Chiclanera, 3/3 y debajo el año en tres partes 2-02-4. Intento corregirlo pero un agente no me deja. Alberto mete su impreso en un sobre. Conociéndolo, con lo poco que le gustan estas cosas, no creo que haya escrito nada bueno. Quiero irme de allí cuanto antes.
+
Pablo está en la cama de mis padres. Vamos a visitarlo Pepe y yo. Nos cuenta cosas. Le recuerdo un vídeo juego que nos prestó, uno de los primeros que salieron. Mientras, le doy la mano. Dudo si decirle, te quiero, al despedirnos.

ducha

viernes, 6 septiembre 2024. Llegan mis sobrinos Darío y Abel. Me extraña que sean dos bebés y casi tengan la misma edad, pero me encanta verlos así. Cojo a Abel en brazos y no pesa absolutamente nada, como si estuviera hueco.
+
En casa de mis padres alguien se dejó la puerta abierta y la gata se ha escapado. Está bajando las escaleras. La agarro del rabo y tiro de ella. El rabo estira y estira.
+
Estoy sentada en una silla plegable de playa en una calle soleada de un pueblo. No hay gente ni coches. Les digo a unos niños que así da gusto vivir. Uno de los niños me dice que Alberto ya se ha ido. Corro al hotel (una casa baja encalada). Alberto está en la dduch, menos mal. Intento hacer la mochila a toda velocidad, pero mi ropa está en una cuba de la calle. Pienso que no me dará tiempo a guardarla toda, pienso hasta en dejarla allí. Debo elegir qué me llevo y qué dejo porque el tren sale ya.
+
Estoy en casa de mis padres intentando arreglar una cajita de música. Mi tía M dice que es imposible, que no seré capaz, que pierdo el tiempo. Me sienta muy mal. Con un táper transparente y un poco de arena de la gata consigo que funcione. Suena "Para Elisa". Se la pongo delante a mi tía. Dice que no volverá a hablarme.

cúter

martes, 3 septiembre 2024. Estamos en la acera de la casa de Rosamari. En el portal hay una especie de bar (nosotros lo vemos desde el coche). Llega una chica que me da mala espina. Saca un cúter rojo (como el que salía en la serie "Larry David") e intenta atacarlos. Le digo a Alberto que vayamos a avisar a la policía. Llegamos a un apartamento muy desordenado. Isabel Preysler y sus hijas se preparan para una fiesta. Sacan vestidos sobre la cama. Quieren que me pruebe uno. Le digo que ha llegado una asesina y deberiamos escondernos. Dicen que quieren darle una oportunidad y que trabaje en casa de sirvienta.

volverás

lunes, 2 septiembre 2024. Estoy en casa de mis padres. Mi tía M está muy despeinada, le digo que no vaya a salir así a la calle. La noto rara. Tardo en darme cuenta de que se ha teñido el pelo de oscuro. Le quedaba mejor blanco, pero no le digo nada. Mi padre no está en su sillón, no sé cómo se ha levantado solo. Mi madre dice que está en la cocina. Lo encuentro revolviendo en un cajón de herramientas. Me alegra que te entretengas, le digo. Eso hago, responde. Aprovecho para ir al cuarto de baño a ducharme, está todo manga por hombro, no hay sitio para colocar mi ropa. La bañera está muy sucia. Busco una toalla pequeña para usarla como alfombrilla. Ya queda menos, me digo. Mientras, suena de fondo "Volverás" de Sergio y Estíbaliz.