viernes, 2 agosto 2013. La casa de mis padres vuelve a no ser exactamente la casa de mis padres. Hay muchas puertas y todas están abiertas. Los vecinos viven sin pudor, los ves pasar en pijama o incluso desnudos, los ves comer, los ves rascarse. En el sueño consta que Julio trabaja allí. Llega escoltado por tres secretarias, está muy delgado y lleva barba. Me alegro mucho de verlo, lo abrazo, le pregunto qué tal todo. Ya sé que nos has dejado y ahora escribes sobre aceitunas, dice. Tengo que contarte cosas y todas buenas, le digo.
+
Tengo que ir obligatoriamente a una fiesta. No sé el porqué y no sé llegar. Hay una casa sobre un monte te tierra muy blanda. La tierra se desmorona a cada paso. Todos entran con una botella de vino, yo llevo seis copas. Hay varios hombres con chilabas. Empiezo a pensar que no debía haber ido. Alguien abre una caja de embalar y dentro hay juguetes que fueron míos de niña. Ya tengo un tema de conversación, pienso. Alberto ordena piedras sobre una mesa. Parece que no me conoce. Siento una tristeza enorme. Conduzco un coche destartalado, huyo. El coche tiene los pedales muy pequeños y temo tener un accidente.