viernes, 25 de octubre 2013. Camino detrás de una chica, me parece reconocer a Rosamari, una niña del colegio a la que no he vuelto a ver. Rosamari, la llamo. Ella no se vuelve, aprieta el paso. Vuelvo a llamarla. Dice que hace años que nadie la llama así. Nos abrazamos, me cuenta cosas, quiere que volvamos a vernos. Cuando vuelvo a abrazarla para despedirme parece que sólo tenga huesos.
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Bajo una escalera enorme, versallesca. Alguien baja cantando a gritos. Me paro. Es Eduardo, me alegro mucho de verlo. ¿Qué es eso que cantas? Un poema que he escrito, dice y vuelve a cantar: "El pecado de Dios es el pecado del mundo".