lunes, 28 abril 2014. Salgo de la que se supone es la casa de marcos. Más bien huyo porque no me parecía su casa, me parecía una trampa. Bajo por un camino de arena mojada. Temo que también se una trampa y se me hundan los pies como en arenas movedizas. Bajo a toda velocidad. Al llegar a la playa el mar no tiene color. Meto un dedo, lo pruebo, no sabe salado. Pienso que, quizá, al ser un mar de agua mineral pueda respirarse. Me lanzo al agua. Efectivamente puedo respirar. Dentro del mar han señalizado carriles porque todo el mundo ha decidido desplazarse por debajo el agua.