arde un seto

sábado, 22 noviembre 2014. Arde un seto. Alguien dice que hay que huir, que se acerca el fin del mundo. Al fondo se ve un cielo encendido y naves que se acercan. No sé cómo he llegado a una habitación donde todos mis libros están en el suelo, intento salvar algunos. Recuerdo que en la cartera llevo una lista de las cosas que debería salvar en una ocasión así. La lista no está. Voy metiendo objetos al azar en una bolsa de tela. Por la ventana se ven llamas muy altas.
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Alguien me dice que me esperan al final de la calle. Veo a Juano, lleva abrigo a pesar del calor. Me da un cuadro enorme envuelto en papel de embalar. A pesar del tamaño pesa muy poco. Le doy a cambio un paquete que llevaba para él. Es una bufanda roja y un libro. Cuando se pone la bufanda, es verde. Junto a un contenedor hay juguetes y trastos viejos. También negativos de fotos. Disimuladamente los voy guardando en una bolsa para llevármelos. Juano dice que su padre ha preparado una fiesta porque ahora trabajan juntos. La fiesta gira en torno a una chica muy joven y muy guapa. Hay cientos de camareros que revoloteen a su alrededor con enormes bandejas. No sé que hago allí, no sé cómo escabullirme.