abrazo (2)

jueves, 30 noviembre 2023. Me encuentro a Manuel por la calle. Lo abrazo.

abrazo (1)

miércoles, 29 noviembre 2023. Me encuentro a mi sobrino Darío por la calle. Lo abrazo.

encapuchados

jueves, 23 noviembre 2023. Antonio y su familia están esperándome. Abrazo a su madre. Sus hermanos me entregan unos papeles que debo firmar. Me alegro muchísimo de ver a Antonio, pero sé que debemos despedirnos para siempre.
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Hay mucha gente a la entrada de Fernando el Católico. Unos huyen, otros gritan. Yo voy de copiloto y le digo a mi madre (que va conduciendo) que acelere. Pasamos a toda velocidad. Al volverme veo a unos tipos con túnicas y capuchas negras que nos persiguen.
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Daniel y yo llegamos a la iglesia de la Victoria. La entrada está a medio abrir. Coloco dos sillas juntas y me tumbo. Le digo a Daniel que si pasa algo interesante me avise. Unas señoras al vernos, dicen entusiasmadas como s fuéramos famosos: ¡Mira, son Daniel Verge e Isabel Bono!
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De nuevo otra aglomeración en Cristo de la Epidemia. Le digo a mi madre, otra vez, que acelere, pero da un volantazo y entra en un garaje. Los encapuchados levantan manos y puños en señal de victoria. Los encapuchados dicen que salgamos del coche. Me fijo en que mi padre va en el asiento de atrás. Les digo que no puede caminar solo. Le ayudo. Espero que se compadezcan de él. Mi padre va menguando hasta convertirse en una especie de larva del tamaño de una barra de pan. Les pido algo para arroparlo. Se ríen de mí a carcajadas bajo sus capuchas
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Estoy en la cocina de la casa de mis padres. Empieza a llegar mi familia, se sientan a la mesa. Dicen que tienen hambre, que dónde está la comida. Abro huevos pero todos se me rompen sobre la encimera.

confetti

martes, 21 noviembre 2023. Parece un teatro romano que debo barrer de confetti. Dos chicos me ayudan, pero entorpecen más que ayudar. Descubro que si lanzo rodando una lata de refresco, escalones abajo, el confetti se pega y queda hecho una bola, como si estuviera empaquetado.

collar

domingo, 19 noviembre 2023. Hay puestos de comida, ropa y bisutería. Debo arreglarme para una cena, pero no doy con el camino, cada vez estoy más perdida. Llego a una especie de tobogán de parque acuático entre árboles. Mientras bajo a toda velocidad, tengo tiempo de ver y coger una piedra plana color caramelo. La engancho al collar que llevo puesto. Así disimularé el escote del vestido, pienso.

orejas de mar

viernes, 17 noviembre 2023. Llegamos a una agencia de viajes que parece a ratos un banco y otras un bar. ¿Señora, puede atendernos?, dice Alberto a la chica que está detrás el cristal. La chica le dice que qué se ha creído, que es un machista, que seguro que es de los que tienen una foto suya (de la chica) en la pared con una chincheta. Salimos de allí sin entender nada. Le digo a Alberto que debería cambiar de tono, ser menos seco para caer mejor a la gente. Mientras le hablo, ha metido sin querer una pierna en una fuente. Otra vez estamos en la agencia/banco/bar. Otra chica nos atiende amablemente desde una mesa muy baja, como e guardería. le digo que queremos ir a Granada viernes y sábado. Nos tiene un bono para el viernes. Dice que para el sábado no queda ningún hotel libre porque hay un congreso de masoquistas que han llegado en un crucero (señala a una ventana por donde se ve el puerto con un crucero enorme). A la salida nos sentamos en un bar. Le digo algo a Alberto y una chica de la mesa de al lado se mete en la conversación. ¡Búscate tu propio novio y habla con él!, le digo. La chica se levanta y abre un a puerta enorme que hay en una tapia. La tapia, que parecía contener un palacio, en realidad tiene detrás un bloque de pisos. La chica nos invita a pasar a su casa. De golpe ya estamos en el salón, junto a un balcón que da al bar. La madre de la chica nos pone un montón de platos sobre la mesa. Me llaman la atención una especie de setas en abanico. ¿Qué son? Son orejas de mar, dice la madre, son típicas de Salamanca. No entiendo que algo de mar sea típico de allí. Al mirarlas detenidamente veo que son de porcelana. Hago la prueba de dejar caer una y se rompe en pedazos. En ese momento pienso que no sé qué hacemos ahí. Me asomo al balcón, por hacer algo, y veo que ya no da al bar sino al patio de un colegio. Unas niñas preparan una coreografía. Entre ellas mi sobrina Nadia. De repente estamos en casa de mi prima Elisa. Nadia dice que se va, que volverá tarde. Va con top y minifalda. No entiendo que una niña de diez años vaya así ni salga sola. Se lo digo a Elisa con la mirada. Ni caso. Le pregunto a mi tía Encarna, que acaba de aparecer, si conservan un frasco que pintó mi abuela, que lo necesito para que haga de portavelas. Bajamos al sótano y allí está, en una repisa. Un frasco pintado de naranja y purpurina. Está roto, me dice. No pasa nada, después de usarlo os lo devolveré como nuevo.

ovnis

lunes, 13 noviembre 2023. Hemos alquilado una casa en lo que parece un pueblo blanco. Ni el pueblo ni las casas son especialmente bonitas. Aparecen los dueños. Por la cara que traen y cómo hablan entre ellos, sé que me van a decir que se arrepienten de habérnosla alquilado. Corro para llegar antes que ellos. Por el camino me cruzo con Maldonado, que está en la puerta de su casa, quieto con una postura poco natural, como si fuese una estatua. Si dejar de andar, le digo que lo encuentro mucho más delgado, mucho más joven , pero demasiado blanco (parece de mármol), y le sugiero que tome más el sol. La pareja se sorprende al ver la puerta pintada y la casa en orden, mucho mejor que cuando nos la entregaron. Ella se aleja y llora (quizá por sentirse culpable). Su marido comienza a hablar, sin venir a qué, de lo buena que es su mujer, de lo enamorado que está. Ella se acerca y lo abraza. Les digo que pasen a la terraza, que he preparado la cena. Es una terraza cubierta con varias mesas repletas de comida. Me extraña todo lo que veo porque yo no he cocinado nada. Hay frutas que ni siquiera conozco. Alberto dice que esa fruta (blanca, alargada con semillas negras) es la que se compra siempre que pasa por el teatro. No sé de qué está hablando. De repente se hace de noche y se oye un gran estruendo en el cielo. Ya estamos, dice el dueño de la casa. Me explica que el día anterior también se vieron platillos volantes en el cielo. Nos asomamos a la ventana, que está casi a ras de suelo, y vemos pasar unas cuántas luces. No llego a creerme del todo que sean platillos volantes, pero le digo al niño de la pareja que entre en casa. Alberto se acerca a la ventana a verlos. Solo son luces, ¿verdad?, le pregunto. Alberto no dice nada y vuelve a la terraza a comer esa fruta tan rara. (El sueño sucede a ratos como si yo fuera una espectadora en una sala de cine, y a ratos como si me estuviera pasando a mí).

bingo y sillas de playa

domingo, 12 noviembre 2023. En un local mitad academia, mitad bar, con bancas y mesas de madera muy gastada, un grupo de famosos (desde José Luís López Vázquez a Chenoa) juega a una especie de bingo. Cayetano Guillén Cuervo se levanta y grita bingo. Cuenta, riéndose, que una vez dejó el coche aparcado en un pantano y cuando subió la marea se quedo sin coche, pero cuando volvió a vaciarse el coche reapareció, echó a andar y explotó. Mientras lo cuenta se ríe. Lo curioso es que vemos las imágenes como en una película.
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El sillón de mi madre está vacío. La busco por toda la casa. De repente veo que está en una silla de playa junto a la terraza. Mi padre dice que el también quiere una. Le explico que es demasiado baja y después no podrá levantarse. Mientras, unas chicas en bikini bailan en la terraza. La terraza es en realidad una explanada donde se celebra un concierto. Mi madre me mira y se ríe. Me fijo en que yo también voy en bikini, pero llevo las piezas cambiadas.

bebé marioneta

lunes, 6 noviembre 2023. Voy con un grupo de extranjeros. Se supone que estamos visitando un pueblo que esta en fiestas. Nos reciben cantando todos a la vez y haciendo una especie de coreografía en la que cuentan cómo se comunicaban con gestos para que nadie los descubriera. Pienso en cómo sabrían con quién podían comunicarse así y con quién no. Cuando terminan, alguien dice que vayamos a tomar algo a un bar. Alguien me pregunta de dónde somos. Yo de aquí, ellos no sé. Respondo. Detrás de mí viene Tesán con un bebé en los brazos (en realidad es una marioneta). Te la llevo y descansas, le digo y me la pongo en la mano. Llegamos a un bar. Tesán protesta porque quiere sentarse al sol y ya no quedan sillas. Le digo que se siente al borde de la piscina. La piscina es un cuadrado de dos por dos con el agua pintada. Tesán lleva un bebé auténtico en brazos. Le pregunto cómo se pueden llevar tan poco tiempo, si son hijas de distintas madres. Tesán empieza a solar sapos y culebras sobre su exmujer.

zapatos rotos

domingo, 5 noviembre 2023. Alguien me dice que acaba de ver a mi abuela en una zapatería. Corro a su encuentro. Mi abuela está sentada sonriente probándose zapatos. Pásame esos, dice. Le tiendo unos que al ponérselos se convierten en zapatos usados y rotos. Me los quedo, dice. La veo tan contenta que no sé si decirle que están para tirar.