sábado, 16 diciembre 2023. Estoy en una peluquería que parece un bar. Se supone que ya me han atendido y estoy en la barra para pagar. Le digo a la chica que voy a pagarle con tarjeta para ver si funciona porque es nueva. Le cuento que tuve que dar de baja la anterior al comprar en una página fraudulenta. Me dice que a ella también le ha pasado, que es muy común y por eso ella siempre paga con dinero. me enseña una caja llena de monedas. Son treinta y tres euros. Me parece muy caro porque solo me ha mojado el pelo y colocado una toalla en la cabeza (y la toalla era mía). No le digo nada y pago (pero no le dejo propina). Unas señoras señalan al suelo y gritan: ¡Un gato enano! Es un tato precioso del tamaño de una pelota de tenis. Al ir a hacerle una foto para que lo vea mi hermana, el gato se hace aun más pequeño, del tamaño de una pinza de la ropa, y me fijo en que lleva (de repente) una camiseta del Málaga. En el suelo aparece una alfombrilla con el dibujo de un campo de fútbol. El gato se esconde detrás de la portería. No consigo hacerle ninguna foto, las señoras siguen gritando, y decido irme. Bajo una cuesta. Hay una furgoneta negra enorme aparcada, casi subida a la acera. De lo que parece un hotel salen unos toreros altísimos (más de dos metros) muy delgados, acompañados de Nati Abascal. También hay soldados con trajes de gala. Uno de ellos se aparta para que pase (la acera es estrecha), me sonríe y saluda como si yo fuera un general. Cuando doy unos pasos oigo que dice: Le he visto la puerta de atrás. Me fijo en que solo llevo una blusa blanca ancha que no me cubre nada. No llevo ropa interior. Sigo con la toalla envolviéndome el pelo mojado. Llevo un almohadón (no sé de dónde ha salido) y lo uso para taparme por detrás mientras camino. Pienso en que llego tarde a comer a casa de mi abuela y en si tendrán ropa interior para prestarme porque no voy a sentarme con el culo al aire en ninguna silla.