viernes, 1 marzo 2024. Todo sucede como en una película de espías. Un tipo nos presenta (a mi madre y a mí) a su madre, pero la mía ni le tiende la mano, sigue hablando sin parar con otra persona. Pienso que ese desprecio lo pagaremos (estamos en un país árabe, su supone). Me siento a descansar en un escalón y me doy cuenta de que se me ven las piernas. Intento tapármelas con tela de saco y escondo la cara entre las manos cuando pasa un autobús.