jueves, 29 febrero 2024. Entró en una sala rectangular muy blanca y me pegó al fondo de la pared. Llevo una camisa de fuerza. Al rato llega mi prima Elisa como una camisa igual y se pone a mi izquierda. No decimos nada, esperamos .De repente estamos sentadas al borde de una charca con fondo de piedras, con los pies metidos en el agua. Me parece ver que entre las piedras hay canicas. ¡Hay canicas!, le digo a Elisa. No sé cuál es elegir, me las llevaría todas. Me decido por las que no tienen ningún adorno dentro. Entre las piedras también hay bellotas. Con una mano cojo canicas, con la otra bellotas. También encuentro una bellota de cristal rosa (o una canica con forma de bellota ). Tiene un aro, pienso que podré cuantía al cuello o en un llavero. Le enseño mi botin a Elisa que, no dice nada, solo disfruta del momento de tener los pies en el agua. Es verdad, ¿para qué quiero bellotas?, pienso y las tiro lejos, a la pequeña porción de campo que rodea la charca. Alégrate, le digo a Elisa, de cada bellota saldrá un árbol.