asfalto y dunas

miércoles, 14 febrero 2024. Alberto, Carlos, Dani y yo vamos por la playa. No hablamos de nada en especial. El sol duele en la piel. Alberto dice que tengo el vientre colgante. Me miro, lo tengo completamente liso bajo el bañador. Ya quisieran las más jóvenes tener mi vientre, le digo, ¿o es que no has visto nunca fotos de lo que es un vientre colgante? No responde. La arena de la playa se acaba y comienza una zona de asfalto. Nos queman los pies y damos la vuelta.
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Parece un festival de poesía. Todos me parecen demasiado jóvenes. Van vestidos muy raros o sencillamente disfrazados. No me siento cómoda, todo me parece demasiado caótico. Subo y bajo buscando mi habitación. Me dicen que los horarios y nombres de los que participan cada noche están en la pared. En la pared hay folios mal pegados con nombres escritos a mano con distintas letras (no se entiende nada). Mi nombre no está. Una chica intenta ayudarme. Otra, mayor, vestida de negro, le dije que me deje, que si no me encuentro es mi problema. Dice que me apunte a leer cuando quiera. Le digo que quiero leer con Omar Pimienta. Leyó ayer y ya se ha ido. No sé si creerlo. Me doy cuenta de que se me han olvidado mis libros, que no tengo ningún poema para leer ni me sé ninguno mío de memoria. Salgo del edificio. Camino por unas dunas de arena muy blanca. No sé qué hacer ni dónde ir.