calcáneo xxl

jueves, 7 febrero 2019. Voy a visitar a Chivite. Vive en un Mercante. En la cubierta hay unas mesas de madera tipo Icona. Nos sentamos a tomar unos pastelitos de naranja y merengue que ha preparado. Antonio pasa por nuestro lado y, sin pararse, dice: Ponedles canela. Chivite dice que va a regalarme un hueso de perro que hay colgado en la pared. Es enorme, casi tan grande como él. Lo descuelga, lo observa un rato y dice: Es un calcáneo. El calcáneo está en el talón, tendrá el tamaño de una nuez y ni siquiera sé si los perros tienen calcáneo, le digo.
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Entro por unas calles muy estrechas que forman un laberinto. En algún momento incluso debo ponerme de lado para poder pasar. Algunas no tienen salida. Llego a una plaza muy pequeña que me resulta conocida. De repente pienso que en otro sueño me hice una foto con alguien y se dejó olvidado un candado y unas llaves. Todavía están allí. Me las meto en el bolsillo, pesan muchísimo.
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Estoy fregando unos vasos en una fuente que hay en la acera. Unos chicos se me acercan para advertirme de que un tipo ha intentado quemarme el pelo. Les doy las gracias. Se ofrecen acompañarme a casa porque es de noche. En la acera de mi calle hay una fila de viejos orinando. Problemas de próstata, les digo riendo. Los chicos comentan que al día siguiente hay una charla sobre el cáncer de próstata y que podrían ir. ¿Estudias medicina?, le digo al que me lleva del brazo. No, sólo somos gamberros, dice. Pues deberías estudiar algo pero, por favor, no te hagas guardia cilvil, le digo.