nevado

miércoles, 10 julio 2019. Mi padre me pregunta si arreglé el brasero. Pienso que estamos en pleno verano, pero no le digo nada, lo desarmo, lo arreglo y lo pongo bajo la mesa camilla. Veo que son las cuatro y media. ¿A qué hora se entra al instituto?, mi madre se encoge de hombros. Mi tía dice que llego a tiempo. Corro al cuarto de baño a lavarme la cara. Veo al muñeco Nevado sobre el bidé. ¡Estabas ahí!, le digo. Corro a mi cuarto, no sé qué ponerme, no reconozco mi ropa. No sé qué clase habrá a primera hora. Si es gimnasia no tengo ropa de deporte, podría no ir, pero ¿cómo me enteraría de qué tengo que examinarme?, pienso mientras me pongo un jersey de rayas verdes. Corro al ascensor. Para en el segundo. Entra una niña con una mochila enorme. Su madre le dice que salga. La niña sale a cámara lenta., me entran ganas de empujarla. Al llegar al portal veo que han cambiado la puerta por una giratoria y alguien intenta sacar un armario enorme. Hay una fila de vecinos para salir y otra para entrar. Veo que en la calle hay un mercadillo de frutas y verduras. Me resulta sospechosos que los que venden lleven traje y corbata. Como sigo en la cola del portal para poder salir, los observo. No venden, fingen que venden. A veces hasta se dan codazos entre ellos para que hagan bien su papel.