sábado, 7 enero 2023. Estoy con un grupo de amigos en un sitio que no sé qué es pero donde ya he estado en otros sueños (un edificio de una sola planta, muy blanco, años 70, con gotelé exterior de pegotes de cemento). En la entrada hay tiendas con muy pocas cosas. Quiero comprarle un regalo a Javi, pero o veo nada que me guste. Entro y espero en un chéster verde imitación piel. Llega Pateta muy sonriente, me cuenta cosas sin parar. Llega Javi con el casco de la moto en la mano. Me alegra que pateta y él por fin se conozcan. Se sientan cada uno a un lado (yo en medio), y hablan.
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Tenemos billetes para el autobús de las 07:30h. Alberto va a cruzar. le digo que la parada es en esa misma acera, pero cruza. Cuando estamos en la acera de enfrente, cruza de nuevo a la que estábamos. Cuando voy a seguirlo aparecen un montón de coches (como en el episodio de la Pantera Rosa). Logro cruzar, pero Alberto ha desaparecido calle arriba. Tiro de la maleta como puedo. De repente no reconozco las calles ni la ciudad. Entro en lo que parece una estación, pero por dentro es una torre con solo escaleras mecánicas. Pregunto por la estación a dos señoras gemelas muy rubias que van delante de mí. Prueba por ahí, dicen y señalan una puerta metálica. La puerta está rota y da a un montacargas desvencijado. Subo. Va lentísimo. Miro la hora, pero mi reloj es de juguete, lleva las 10:30h dibujadas. Intento llamar a Alberto. Primero, me equivoco porque no recuerdo su número; segundo, me sale un mensaje de bienvenida larguísimo donde recomienda una canción; tercero, después de su mensaje hay una llamada de una chica que le da las gracias por dedicarle la canción y que ya quedarán para comentarla. Si hay un verbo que detesto es comentar. Parece que también lo es en sueños porque me enfado muchísimo. me pongo muy triste. Recorro calles que no reconozco y subo cuestas sin parar en busca de la estación. Miro todos los autobuses que pasan (algunos de dos pisos) por si él fuera dentro y me viera, y pararan y me recogieran.