móvil blanco

viernes, 28 febrero 2025. Francis llega corriendo y me cuenta algo realmente entusiasmado. Rebosa alegría Yo sonrío, intento que parezca que me alegro mucho de lo que dice, aunque no puedo oírlo. Tampoco puedo hablar ni mover las piernas. Estoy sentada en una cama, completamente paralizada, pero no dejo de sonreír para que crea que estoy bien y no fastidiarle la felicidad que siente.
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Voy en un carrito de supermercado como si fuera una bicicleta. En el asiento para bebés llevo a mi prima Elisa (es una niña de unos dos años). Cuando llegamos a una plaza empedrada, nos están esperando ella misma de mayor y su madre (mi tía P). Se alegran mucho de vernos, dicen que no nos movamos, que quieren hacernos una foto. Elisa (mayor) saca una caja de cerillas y las va encendiendo. Se supone que cada cerilla hace una foto (no lo entiendo pero no digo nada porque está muy ilusionada). Aparecen mi sobrino Diego. Se ha cortado el pelo de manera que le queda un penacho en el centro. ¡Parece un pollo!, gritan unos gamberros e intentan pegarle. Se arma un gran revuelo en la plaza. De repente Elisa (mayor) dice que Elisa (pequeña) ha desaparecido. Intento apaciguar a los gamberros, les digo que concentren su energía en encontrar a la niña en vez de pegar a Diego. La buscamos por todas partes, entro hasta en casas particulares. En la trastienda de una charcutería hay una cama con un bulto. Al destaparlo es un perro que duerme. Suena un móvil entre las sábanas. Es un móvil de concha blanco. Al abrirlo se corta la llamada. Llamo a ese mismo número y alguien me dice que la niña ha aparecido, que se quedó dormida en uno de los estantes del el bar "El conejo". Al salir de la charcutería veo pasar a Raquel (ella no me ve). Lleva un traje de chaqueta blanco y un ramo de flores. Pienso que irá a casarse. Me pregunto si llevará en el bolsillo el poema que le envié para la ceremonia.

la decoración

miércoles, 26 febrero 2025. Paseo con Sr. Chinarro, un amigo suyo y mi tía E. Lo mismo estamos en una playa que en unas cales tipo Nueva Orleans, que dentro de un edificio antiguo. Sr. Chinarro nos va explicando lo que vemos. Dentro del edificio, nos enseña (mitad con orgullo mitad con indiferencia) la habitación de su hermano pequeño. Lo tiene decorado estilo punk pero con fotos de toreros y corridas. Justo a la vuelta de la habitación hay una pequeña plaza de toros (me extraña que tenga un árbol y un banco en el centro), aunque lo más raro es que el piso no tengo techo. Le pregunto que pasa cuando llueve. El amigo me mira con sorna, como diciendo: aquí nunca llueve. Sr. Chinarro responde con guasa que ya me lo puedo imaginar. En la plaza de toros también hay un pequeño bar (de juguete, a escala de un niño pequeño) con sillas plegables. Sr. Chinarro le ofrece la más cómoda a mi tía (una butaca con las patas traseras más cortas). Dice que tenía una igual en su casa y se arrepiente de haberse deshecho de ella. Le pregunto si se ha mudado. No, sigue viviendo junto al mar pero ha cambiado la decoración, y me guiña (La decoración es el título de una de sus canciones). (En el sueño no pasa nada, solo andamos y hablamos sin prisa. De algún modo soy consciente de que es un sueño y me da mucha pena despertar y tener que "salir de ahí").

adoquines mojados

domingo, 23 febrero 2025. Tengo que estar en casa de mis padres a las siete de la mañana porque mi hermana se va de excursión a ver almendros en flor. Salgo corriendo de casa cuesta abajo, pero no avanzo nada. Cuando llego el autobús se ha ido. Corro hacia casa de mis padres pero las calles se vuelven empedradas y cuesta arriba. Sigo sin avanzar, me resbalo, me caigo varias veces. Intento alzar el vuelo, hacer que nado con los brazos en el aire. De repente estoy en el portal pero está lleno de cosas (muebles, ropa, objetos de mis padres). Por una parte entorpecen mi camino hacia el ascensor, pero por otro, no sé qué hacen allí y me veo en la obligación de recogerlos para que nadie se los lleve o los tire. Hago un montón con todo bajo la escalera donde están los contadores. Subo los cuatro pisos sin aliento porque el ascensor no funciona. Cuando por fin abro la puerta, mi hermana está en pijama con la cabeza llena de rulos. Me dice muy contenta que ha cambiado de planes, que ya no hay prisa.

dos nombres

viernes, 21 de febrero 2025. Estoy en la barra de un bar con Alberto. Aparece una chica y me pone la barriga desnuda muy cerca de la cara. Le doy un beso (a la barriga). Alberto me hace señas como diciendo que no está embarazada, que solo está gorda. De repente estamos en casa de un compañero de trabajo de Alberto. No conozco a nadie. Voy al cuarto de baño. La casa está hecha con pasillos forrados de tablones de madera muy toscos. El cuarto de baño está muy sucio. Hay una puerta abatible que da a una escalera muy empinada (también muy tosca), que parece dar a un habitación luminosa desde donde se oye música. Dudo si subir. Orino con cuidado porque todo está muy sucio. La orina es sangre. Cuando, sigo sin saber de qué hablar con nadie. Me acerco al hijo del compañero. Me llama por un nombre que no es el mío (empieza por E, pero no recuerdo cuál). Le pregunto si quiere que le diga mi verdadero nombre, que tengo dos, uno de verdad y otro familiar, como su padre. Dice que no, que mejor se lo diga otro día. Le digo que lo más seguro es que no volvamos a vernos.

en batín

jueves, 20 febrero 2025. Juano llega a casa (no se parece a mi casa; se parece más a la casa de mi abuela). Dice que me regaló sin querer un pijama que había comprado para su tío. Alberto trae el pijama. Todavía está envuelto (en papel de seda arrugado). Lo rasga por un extremo para comprobar que es el pijama que busca. Es un pijama rojo de señora con motivos orientales (se parece al último pijama que mi hermana le compró a mi madre). Sí, este es. En ese momento aparecen varias vecinas con sus carritos de la compra (una de ellas va dentro del carrito). Saludan y miran a Juano con recelo. De repente me doy cuenta de que Alberto, Juano y yo vamos en batín. Ellos tienen un pase, pero yo llevo el batín de mi suegro y, para más inri, un gorro de lana muy viejo calado hasta las cejas.


por un bollito

miércoles, 19 febrero 2025. Voy por una calle estrecha. Está llena de estudiantes rubios y altos en camiseta (parecen americanos). Un hombrecillo lleva un cesto lleno de bollitos a la espalda. Uno de los estudiantes (se parece a Trump de joven) le quita uno sin que se dé cuenta. Me vuelvo hacia él, le digo a gritos delante de todo el mundo: ¿¡Te parece bonito robarle a un anciano!?, ¡eso no eres capaz de hacerlo en tu país! El tipo entra en cólera por haberlo puesto en ridículo delante de sus compañeros. Me persigue. Uno de los chicos que va en su grupo se pone a mi lado (más joven, enclenque, pelirrojo con pecas) y me dice que ya era hora de que alguien le parara los pies. El musculitos se quita el cinturón y se lo echa al cuello del pelirrojo para ahogarlo. Consigo quitárselo, le digo que huya. El chico corre hasta llegar a una estación de metro y desaparece. El musculitos me persigue, me alcanza, me golpea, me arranca la ropa, me tira al suelo. La gente a nuestro alrededor no hace nada, solo miran mientras comen helados o hamburguesas y siguen paseando. Cuando lo tengo encima, de repente dejo de ser yo y veo la escena desde fuera, como en una película. Tiene debajo a una chica muy guapa. ¡Defiéndete!, le grito a la chica. La chica se levanta y le tira una piedra enorme a la cara. El chico, sorprendido, dice que nunca había sentido nada igual, que le gusta, que por favor vuelva a golpearlo. La chica no sabe qué hacer y yo no sé qué decirle. La chica le pregunta: ¿Qué haces en estos casos? El chico dice que es él quien suele pegar. Después le da una patada en la mandíbula y ella queda tumbada inconsciente. De repente, los dos son mayores y están en un restaurante rodeados de sus familias. Se les ve muy felices. Celebran el cumpleaños de su hija. Yo lo sigo viendo todo como en una película sin comprender nada.

en camisón

martes, 18 febrero 2024. Josemari sale con prisas de su casa (no se parece a su casa). Sus hijos (no se parecen a sus hijos) le dicen que hay que sacar al perro (tampoco se parece a su perra). Yo estoy en la acera. Josemari me pide que lo saque yo, que todavía no ha hecho sus necesidades y ellos tienen que irse o no llegan al trabajo ni al colegio. Le digo que estoy en camisón. Me dice que el camisón parece un vestido y es tan temprano que nadie va a verme. Cojo la correa y el perro salta a una cubeta llena de escombros. Termina pronto, le digo como si me entendiera.

pulseritas

lunes, 17 febrero 2025. Sonia y yo bajamos por una rampa de lo que parece un barco muy grande (¿estamos en un crucero?). Javi nos espera abajo. Entramos directamente a una tienda de souvenirs. Una chica muy nerviosa quiere vendernos pulseras a toda costa. Me parece raro que las pulseras que nos enseña sean idénticas a las que lleva mi madre. De repente pienso que se las han robado y tengo que comprarlas para devolvérselas porque seguro que las echa de menos.

mudanza

sábado, 15 febrero 2025. Estoy en casa de mis padres, pero no parece la casa de mis padres. Tiene un sofá en forma de L. Mariángeles y Salud están charlando. El sofá está cubierto por unas telas muy arrugadas. Toda la casa está desordenada. Mariángeles dice que quiere mudarse y va a tirar muchas cosas. Miro a mi alrededor, pero tampoco se parece a su casa. Al cabo del rato llega Carlos, su hijo. Me pregunta si cuando limpio el polvo le doy la vuelta a la bayeta y la uso por el otro lado. No sé qué responder. Carlos ve unos cuadros en el suelo. Le digo que su madre está de mudanza y los va a tirar. Se sorprende y enfada muchísimo, dice que por qué no le ha pedido permiso porque los cuadros son suyos. Abre la puerta de la que era mi cuarto y dice: Qué desastre todo. Le cuento que cuando era mi cuarto era precioso. Ahora el suelo no está lleno de ropa y zapatos amontonados.

bigotes

viernes, 14 febrero 2025. Llego a casa de mis padres. Me bajo en el cuarto piso y oigo ruido en el quinto. Subo la escalera. Hay un montón de músicos (o eso parecen) sentados en el rellano. Se supone que tengo que hablar con alguien que lleva bigote. Todos me parecen iguales, todos llevan bigote.

regalos y huevos de mármol

miércoles, 12 febrero 2025. Es el cumpleaños de Pateta, están en el cine y los espero fuera. También a los demás, que han ido a comprar el regalo. Lo trae Blanco, Navarrete y Pacho. Veo que ya se lo han dedicado. Le han dejado el precio y se ven varias pegatinas (una sobre otra) desde su precio original hasta la última naranja fluorescente que pone 5 euros. No pudo quitarla porque alguien ha escrito la mitad de la dedicatoria sobre ella. No sé qué hacer. Envuelvo como puedo porque el papel de regalo que han traído es pequeño y está usado. Cuando por fin Laura y pateta salen del cine, dicen que no les ha gustado nada la película. Era La insoportable levedad del ser. Es justo el libro que le han comprado.
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Estamos en un monte y tenemos que bajar a la ciudad. Hay un camino pero queda un poco lejos. Michel dice que podemos ir campo a través. Sonia dice que es muy peligroso. Michel baja en un pispás y lo sigo. Hay muchas agujas de pino que me hacen resbalar. Bajo algunos árboles hay nidos con huevos enormes que parecen de mármol. No sé cómo han bajado los demás, pero una vez abajo buscamos un sitio para cenar. Entramos en un local donde sirven comida para vagabundos (hay que pasar por el servicio; hay dos tipos sentados en sendas tazas de váter y ni se inmutan). Michel pregunta si nos darían de cenar. Nos enseñan una carta enorme. El postre es una barra de helado para cada uno. Michel se ofende muchísimo y nos vamos. Al salir, las calles están desiertas y a oscuras. Sobre un tejado hay unos cien gatos negros iguales, sentados, muy quietos. Uno hace ademán de levantarse y los demás de seguirle. Levanto el brazo y le digo que se siente, que después iré a ponerles de comer. Los gatos vuelven a su sitio. Vamos por las calles buscando algo abierto. Le digo a Alberto que me alegro de que las calles (empedradas) estén tan limpias porque voy descalza (a pesar de que hace mucho frío; los demás, Marcos y Javi, llevan abrigo). Se supone que no me puse zapatos para que no me doliera la cadera. (Me despierta un tremendo dolor en la cadera izquierda).

paraguas y yincana

martes, 11 febrero 2025. Un tipo me pregunta si sé arreglar paraguas y me enseña un palo. Le digo que quizá doblando una percha pueda hacer una varilla, y si puedo hacer una podré hacerlas 
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Omar Montes llega a casa de mi abuela y organiza una especie de yincana en la que participa toda mi familia. Mientras, él se tumba en una especie de camilla, se tapa con una sábana y disfruta viéndonos jugar. Cada vez que lo miro pienso lo mismo: qué chico más guapo.

huevos fritos

sábado, 8 febrero 2025. He quedado con Javi en un bar, se supone, para contarle algo muy importante. Cada vez que intento a hablar aparece alguien, ocupa nuestra mesa y habla a gritos. Nos cambiamos varias veces hasta entrar en una zona con las paredes azules llenas de retratos hechos a lápiz. Me fijo en que conozco a casi todos, pero todos están muy serios. Cuando se lo voy a contar a Javi, veo que dentro del ojos tiene varios huevos fritos pequeños.

manada

jueves, 6 febrero 2025. Parece un festival que se celebra en los pasillos de un edificio antiguo. Estamos sentados en el suelo, con la espalda pegada a la pared, esperando que empiece el espectáculo. De repente aparece una manada de animales (no recuerdo cuáles; supongo que influenciada al ver a la familia de jabalíes en el centro comercial). Un guarda jurado dice que no nos movamos y sobre todo, no le digamos nada a Cumpián, porque hará alguna locura de las suyas. Pienso que precisamente Cumpián no hará nada, se quedará asombrado viendo cómo pasan de largo. Aparece Cristina muy maquillada y me dice que qué hago allí sentada, que ya tenía que estar en el escenario. Le tiendo unos folios. Le digo que nadie me ha dicho lo que tengo que leer ni cuándo. Dice que tenía que haber ido a los ensayos por la mañana. Nadie me avisó. Cristina mira con reproche a un chico que se encoge de hombros.

dientes

miércoles, 5 febrero 2025. Eva me enseña fotos de su familia. Son fotos antiquísimas. Me llama la atención que toda la familia tenga unos dientes enormes.

jabalí

lunes, 3 febrero 2025. Una niña dice que ha desaparecido su jabalí. Lo veo medio enterrado junto a una cerca y parece vivo, pero no puedo decirle nada porque no formo parte del sueño (lo veo todo como en una película).

de rayas

domingo, 2 febrero 2025. Vivo en una casa con jardín. El jardín es compartido con una familia numerosa que siempre vuelve en fila, desde el pequeño al mayor. La fila la acaban los padres. Su ropa está hecha con la misma tela aunque los modelos sean diferentes. Llegan vestidos de rayas (me recuerdan al baby de mi colegio). Según entran me van saludando. El más pequeño me pregunta si mi tía M irá a leerles un cuento que empezó el día anterior. Me sorprende cuando me enseña el libro (en su móvil) porque no es precisamente para niños. También veo que tiene fotos mías con el pelo corto. Intento llamar a mi tía pero el móvil no funciona.

de gaultier

sábado, 1 febrero 2025. Alguien me pregunta con mala cara por mis zapatos. Bajo la mirada, son los zapatos de punta larguísima que compré en 1990. Son de Gaultier y están como nuevos, le digo.