viernes, 21 de febrero 2025. Estoy en la barra de un bar con Alberto. Aparece una chica y me pone la barriga desnuda muy cerca de la cara. Le doy un beso (a la barriga). Alberto me hace señas como diciendo que no está embarazada, que solo está gorda. De repente estamos en casa de un compañero de trabajo de Alberto. No conozco a nadie. Voy al cuarto de baño. La casa está hecha con pasillos forrados de tablones de madera muy toscos. El cuarto de baño está muy sucio. Hay una puerta abatible que da a una escalera muy empinada (también muy tosca), que parece dar a un habitación luminosa desde donde se oye música. Dudo si subir. Orino con cuidado porque todo está muy sucio. La orina es sangre. Cuando, sigo sin saber de qué hablar con nadie. Me acerco al hijo del compañero. Me llama por un nombre que no es el mío (empieza por E, pero no recuerdo cuál). Le pregunto si quiere que le diga mi verdadero nombre, que tengo dos, uno de verdad y otro familiar, como su padre. Dice que no, que mejor se lo diga otro día. Le digo que lo más seguro es que no volvamos a vernos.