jueves, 17 mayo 2012. Silvestre está sentado en una banqueta muy baja y dibuja con buriles sobre una plancha metálica que hay en el suelo. Trabaja muy concentrado, arrugado sobre su trabajo. Lo miro desde la puerta, temo que vea y se desconcentre, así que me alejo poco a poco sin hacer ruido. En una habitación con estantes algunas personas miran cuadernos encuadernados en tela. Hay dibujos y poemas suyos. Algunas páginas sólo tienen un pequeño agujero con un remache metálico. Pienso en qué se verá por ahí si uno se asoma, pero no me atrevo a mirar. También pienso que me da pena que los venda porque todos son únicos. De repente mando callar a todos, levanto el índice. Desde la otra habitación se oyen los buriles arrastrándose sobre la plancha metálica. Ese sonido no podreis comprarlo nunca, les digo.