huidas

lunes, 19 mayo 2014. Corro de la mano de una chica extremadamente delgada que parece sacada de un anuncio de perfume. Al llegar a la calle donde está la casa de mi abuela, las calles desaparecen completamente, todo es negro. Sin dejar de sonreír para que la chica no note mi miedo, le digo alegremente: ¡Ahora correremos hacia abajo!
+
Alguien da una conferencia y hace preguntas al público. Temo que me pregunte. Se apagan las luces, dicen que nos escondamos bajo los asientos. Aparecen unos hombres que parecen de barro. Alguien dice que son zombis. No sé cómo llego a un carro de madera y me escondo bajo un montón de acelgas. Llego a una casa de campo e intento pasar la noche bajo unos setos del jardín.
+
Camino con unos amigos por una carretera de tierra. Nos cruzamos varias veces con turistas prisioneros escoltados por soldados armados con metralletas. Me extraña que no se fijen en nosotros, que también somos turistas. Una chica me pide disculpas por su país. Le digo que no se sienta responsable como yo no me siento del mío. Un tipo enorme nos dice que nos alineemos en la cuneta. Pienso que van a dispararnos. Nos dicen que digamos nuestros nombres. Un soldado nos graba. Digo mi nombre mirando a cámara y cuento una historia tras otra, pensando que así ganaré tiempo.