lunes, 5 septiembre 2016. Encuentro unas hojas sueltas esparcidas en la Plaza del Obispo. Pertenecen a los Evangelios apócrifos, que presté a alguien y nunca me devolvieron. Recupero todas las páginas, las ordeno, les pongo cola. Levanto los primeros escalones de la catedral como si fueran una alfombra, y dejo que todo ese peso ayude a pegarlos.