ágatas

viernes, 30 septiembre 2016. Alberto y yo saltamos de un tren en marcha. Caemos en una playa de arena muy blanda, tanto que a cada paso me hundo hasta las rodillas. Pierdo los zuecos que llevaba. Cuando a fin llegamos a un terreno más duro, veo unas piedras planas muy pulidas. Parecen ágatas. Paso las manos sobre ellas como si acariciara a un gato.