domingo, 1 octubre 2017. Le llevo a Míchel una bolsa con regalos. No son regalos, en realidad son amuletos para que apruebe un examen. Voy sacándolos uno a uno. Primero una cazuela-horno. Después otras cosas pequeñas, entre ellas un anillo con clavos y una figurita de San Pancracio. Debes meterlo todo en la cazuela-horno y ponerla al fuego, le digo. Pero el San Pancracio es de goma y se derretirá, protesta. De eso se trata, San Pancracio dará la consistencia necesaria a tu suerte. Míchel sonríe y me da las gracias, pero no parece muy convencido.