domingo, 22 octubre 2017. Mi madre dice que tengo que ir a limpiar el polvo al piso de un vecino. El piso está justo debajo del de mis padres, sin embargo la distribución de las habitaciones es distinta y lo que se ve desde el balcón es otra calle. Paso el dedo por un mueble. El polvo son minúsculas gotas de agua. Hay un pájaro negro muy pequeño suelto por la casa. Sobre una mecedora hay un cojín que se transforma en una especie de osito. Se me agarra a la pierna como un koala. Entre uno y otro no me dejan trabajar. A pesar de que los tres vamos de un sitio a otro, todo sucede como en una película muda. Empiezo a pensar que el vecino está escondido en alguna de las habitaciones. ¡Sal!, le digo al pájaro moviendo los labios, sin emitir ningún sonido. El pájaro sale por la ventana de la cocina. ¡Vuelve a tu mecedora!, le digo al osito. Al soltarse de mi pierna, un cojín cae al suelo.