buzones

miércoles, 10 abril 2019. Homenaje a una familia en la que todas son mujeres. Hablan sobre unas botitas de niña que desaparecieron. Todo me parece muy triste. Para no llorar me concentro en los jerseys que lleva el público. Voy por la calle. En los escaparates venden souvenires de cerámica y tarros muy pequeños de mermelada. Llevo un ramo de flores secas y pienso que con eso será suficiente, como si fuera a visitar a alguien. Veo a Robert-Louis salir de un portal y cruzar a toda velocidad. Alguien le grita que el semáforo está en rojo. No hay ningún coche, cruzo. Entro en el mismo portal. Miro los buzones, algunos están rotos y/o abiertos. No veo ningún nombre conocido. En uno están las botitas de la niña. Siento asco y miedo. En otro veo un bañador secándose (se supone que es de Robert-Louis). Subo andando a la tercera planta, pero algo me hace bajar y entrar en un piso de la primera. La casa está vacía y sospecho que alguien me sigue. Llego a una habitación donde duerme una de mis tías abuelas. El dormitorio tiene dos camas separadas por una cheflera que llega al techo, en vez de por una mesita de noche. La despierto poco a poco. Te he traído flores secas, le digo.