lunes, 29 abril 2019. Alberto dice que llegamos tarde así que cortamos camino por una especie de andamio. Saltamos de tabla en tabla. De repente Alberto frena y, en vez de pasar a la siguiente tabla, se deja caer al vacío. No quiero mirar. No sé cómo he llegado a una habitación en forma de cubo. Solo hay un catre. Todo muy blanco, luz artificial. Antonio está sentado con la cabeza entre las manos. Le digo que tiene que salir del cubo. Nada. Me voy triste y cansada de intentar convencerlo. Una señora camina delante de mi, no ve que hay un agujero cuadrado en el suelo y cae. Me asomo. Pienso que si está viva Alberto también estará bien.