domingo, 15 septiembre 2019. Salgo de casa de mis padres y al llegar a la parada de bus, veo que pasa un vagón de tranvía de lado. Miro la calle, me parece un decorado, como si algo malo estuviera a punto de pasar. Llega el C2, pero por dentro es un autocar con la tapicería de los asientos muy gastada. Voy al fondo. Todo es oscuro y gris. Y sospechoso.
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Se supone que estamos en casa de Maxi. Intento preparar la cena, pero toda mi familia está por allí molestando. Cada vez que cojo un cuenco con especias, están mezcladas con cuentas de collar muy pequeñas.