domingo, 12 septiembre 2021. Parece una fiesta junto a unas canchas de tenis. Es de noche. Mientras hablo con Carlos, allá en segundo plano veo a Alberto abrazar y besar a una chica. Supongo que me ha cambiado el gesto porque Carlos pregunta qué me pasa. Se lo digo y se alegra mucho. Los hijos de la chica también se alegran. Me levanto para irme pero no sé dónde ir.
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Estoy en casa (la distribución de las habitaciones es diferente). Veo que la luz amarilla del atardecer entra hasta el cuarto de baño, lleno la bañera. Cuando voy a bañarme, alguien corre las cortinas y la casa queda en penumbra. Voy en albornoz a volver a abrirlas. Un tipo discute con su padre a gritos. El padre es una mezcla entre Paco Rabal y Klaus Kinski. El padre sale dando un portazo y su hijo va detrás. Aprovecho para abrir las cortinas, dejar que vuelva a entrar la luz y bañarme, pero la luz se ha ido, la casa se ve gris. Oigo la puerta, creo que es Rabal-Kinski y corro a esconderme en la terraza. Estoy agachada detrás de un muro cuando aparece una chica. Le digo que se esconda conmigo. Le pregunto quién es. Soy yo (dice su nombre). Le digo que debo de estar perdiendo la memoria porque no sé quién es. Ella me explica con mucha paciencia dónde nos conocimos y que quedó en venir a buscarme. Desde la terraza (que ahora no es de muros, es de barandillas de hierro) vemos al chico dar explicaciones sobre su padre a un grupo que hay a las puertas del bar. Los ojos del chico están llenos de lágrimas. Me da mucha pena. La chica, al fijarse en mi albornoz, me pregunta si iba a bañarme en la playa, y al decir playa desaparecen las barandillas. Estamos ante una preciosa playa de piedras. caminamos hasta la orilla. El agua está completamente transparente. Me agacho de espaldas al mar y rebusco entre las piedras. Hay algunas preciosas (de rayas, de colores, con círculos concéntricos). Las voy poniendo en línea. También encuentro dos muestras de perfume de tres centímetros con forma de perro salchicha. Son de cristal amarillo y al tirar del rabo sale una varilla. La olemos. Nos miramos asombradas. Llegan tres niñas, se agachan delante de nosotras y observan la fila de piedras. Temo que me las quiten.