viernes, 21 marzo 2025. Estoy en un banco con Rosamari. Parece que esperemos algo. De repente se levanta y se va. Pienso qué habré hecho para decepcionarla.
+
Me encuentro a Manuel por la calle. Nos alegramos mucho de vernos. Le dice a alguien que fuimos vecinos un tiempo sin saberlo (no sé de qué habla, pero no le digo nada). Todo eso ocurre deslizándonos por las aceras como si fuesen toboganes acuáticos.
+
Voy por una acera muy estrecha. Me cruzo con dos enfermeras con uniformes blancos (parecen de los años 40). Como la acera está llena de barro las dejo pasar por el lado más limpio para que no se manchen. Me dan las gracias con acento inglés. En el extremo de la calle una señora, que está sacando la compra del maletero, me pregunta quiénes eran esas chicas. Son voluntarias, hacen obras de caridad. La señora saca un papel para apuntarlo. Un chico se me acerca, me dice al oído que esa señora no tiene pinta de pasar necesidad, y señala sus compras. De repente el chico y yo estamos en un autobús, no hay donde agarrarse y, para que no me caiga, me sujeta por detrás. Noto el calor de su cuerpo. Pienso que es lo mejor que me ha pasado en toda la semana.