martes, 30 junio 2009. Sr. Chinarro y su mujer, una chica rubia que por su aspecto parece que acaba de dar a luz, están en la terraza de un bar. Me acerco a saludarlos. Ella me cuenta que acaban de regresar de Nueva York, que han dejado al niño allí para que aprenda a ser autosuficiente. Él la mira asombrado, después me mira a mí y dice: ¿Pero qué está diciendo?
museo
lunes, 29 junio 2009. No sé si se trata de un juego o una prueba a vida o muerte, sólo sé que debo encontrar un museo friki en un barrio de una ciudad que no conozco. También sé que si no lo consigo en media hora algo horrible va a pasarme. Un policía de paisano me ayuda a dar con la casa. Entramos al museo, hay muñecos tipo kinder sucios, rotos o ardiendo dentro de vitrinas. Aun así resulta hermoso. El policía está de espaldas, me acerco y le beso el hombro a través de la camisa de flores. Tienes que empezar a valerte por ti misma, me dice.
el mar de dirac
domingo, 28 junio 2009. Estoy tumbada con los brazos paralelos al cuerpo. Alrededor noto movimiento, pero no sé qué pasa y no tengo ganas de abrir los ojos. Me siento completamente feliz, tanto, que desearía estar muerta.
tango
sábado, 27 junio 2009. Salud intenta enseñar a bailar un tango a Alberto. Bailan y se besan. Yo soy la encargada de poner la música. Bailan realmente mal. Cuando me miran, para saber qué tal lo hacen, me río y les digo con un gesto de la mano que sigan intentándolo.
alpargatas
viernes, 26 junio 2009. Suena el timbre, mi suegra corre a abrir la puerta. Le digo que no debería abrir la puerta jamás, porque cualquier día van a darle un buen susto. Se ríe. En el descansillo hay una mujer, no la conozco. Señala mis pies y me doy cuenta de que llevo unas alpargatas azul marino. Su mirada me pide una explicación. Las suyas no son así, le digo, las suyas llevan una costura vertical en el empeine, apuesto lo que quieras a que es así.
familia política
jueves, 25 junio 2009. Llegan a casa mi cuñada con sus hijos. Me cuentan que un vecino llevaba una cabeza humana en una maleta y la policía ha tardado meses en darse cuenta. Pienso para mis adentros que a esta familia le gusta demasiado dar noticias truculentas. Mientras, mi suegra me persigue por la casa diciéndome que limpie, que está pasando mucha vergüenza porque todo está muy sucio. Por más que miro a mi alrededor, todo brilla como en los anuncios. Le digo a mi cuñada que pase el dedo por los muebles. Muy limpio, dice. Pero mi suegra insiste con la cara escondida entre las manos: Qué vergüenza, qué vergüenza.
pantera negra
lunes, 22 junio 2009. Cuido de una pantera negra que vive en el patio de la casa de mi abuela. Cuando la pantera hace sus necesidades en mitad del patio, señala con la pata para que lo limpie. Arrastro sus heces hacia un rincón con una especie de remo o pala de sacar el pan de un horno de leña. Cuando la pantera ve que he terminado mi trabajo, se tumba bocarriba para que le rasque la tripa. Aunque parece domesticada, me acerco a ella con mucha precaución. La pantera y yo nos miramos directamente a los ojos, como si no quisiéramos perdernos de vista. Mientras le rasco, pienso, ella tampoco se fía del todo de mí.
saltimbanqui
sábado, 20 junio 2009. Llego a una escuela de saltimbanquis. Alrededor del patio hay un foso de agua. El profesor dice que es por si algún alumno cae de los trapecios. Al fondo entrenan unos karatekas. El maestro les lanza una bala a toda velocidad y ellos tienen que darle patadas. Además aprender a usar el trapecio, le digo al profesor, quiero que me enseñes a caer y a no hacerme daño cuando caigo.
xl
viernes, 19 junio 2009. Conduzco un coche a toda velocidad, calle abajo, pero no hay coche, voy suspendida en el aire con postura de ir sentada. El volante es una collar de bolas de madera, que al estirarlo con las manos toma forma de circunferencia. Me paro junto a los Baños del Carmen. Decido seguir andando, pero me doy cuenta de que voy descalza. El paisaje se convierte en una tienda de ropa deportiva. Unas chicas me ofrecen unas zapatillas de deporte naranja muy ligeras. Con las zapatillas me regalan una camiseta azul claro con fórmulas matemáticas dibujadas en blanco. Se la ofrezco a Alberto. Demasiado moderna, me dice. Y además estoy harto de prendas XL, añade.
australia
miércoles, 17 junio 2009. Estoy muerta. Desde donde estoy, veo que la policía piensa que Camilo de Ory me ha matado. Sin duda es el asesino, tenemos pruebas, les oigo decir, en el lugar donde se encontró el cuerpo hay huellas de sus zapatos. Desde donde estoy, intento escribir una carta que le llegue a Ory antes que la policía, advirtiéndole que van a por él, que escape lo antes posible, y explicándole que no fue buena idea comprarnos el mismo modelo de zapatos. Vete a Australia, le digo en la carta, no lo dudes ni un segundo y vete a Australia.
pacífico
lunes, 15 junio 2009. Estoy tumbada en la cama, a mi lado hay un hombre que habla muy despacio. Habla de sus libros como si hablara de la vida de otro o de algo que pasó en el pasado y no va a volver. Oigo un ruido de papel de celofán y pienso que se va a comer un caramelo. Como si leyera mis pensamientos, dice: Es coca. No te creo, respondo. Acerca su cuerpo al mío, huele muy dulce, me abraza, me besa. Demasiado dulce, pienso. Un poco de violencia nos vendría bien, pienso. Otra vez, como si pudiera leerme el pensamiento, dice: Yo no le di ninguna patada a ningún perro, tope pacífico yo. ¿Tope pacífico yo?, ¿qué frase es ésa?, pienso. El escenario ha cambiado de repente, estamos apoyados en un muro de piedras mirando una ciudad en blanco y negro. Le pregunto si le gusta su ciudad, tan gris. Dice que no, pero que no piensa marcharse.
+
Muñoz Quintana y yo miramos el correo en el ordenador. Buscamos títulos de libros en el ISBN. En el bolso encuentro las gafas de Alberto y pienso se las ha olvidado. Alberto entra con sus gafas puestas y dice muy contento: ¡He traído bollos!
+
Masip, Purranki y yo nos sentamos en un bar, en mitad de la acera. La camarera, en vez de preguntarnos qué queremos tomar, pregunta cómo ha quedado el Reus. Señalo a Masip. Mientras Purranki, a gritos, pide boquerones en vinagre.
+
Muñoz Quintana y yo miramos el correo en el ordenador. Buscamos títulos de libros en el ISBN. En el bolso encuentro las gafas de Alberto y pienso se las ha olvidado. Alberto entra con sus gafas puestas y dice muy contento: ¡He traído bollos!
+
Masip, Purranki y yo nos sentamos en un bar, en mitad de la acera. La camarera, en vez de preguntarnos qué queremos tomar, pregunta cómo ha quedado el Reus. Señalo a Masip. Mientras Purranki, a gritos, pide boquerones en vinagre.
nota
domingo, 14 junio 2009. Entro en la casa de mi abuela. La puerta está abierta. Duermen. Dejo una nota sobre un mueble y me voy caminando hacia atrás.
uñas
viernes, 12 junio 2009. Tengo las uñas muy sucias. No sé dónde he metido las manos, sólo veo mis manos en primer plano y tengo las uñas llenas de lo que parece tierra negra.
examen
jueves, 11 junio 2009. Limpio una bañera gigante desde dentro. Le pregunto a mi hermana, que está tumbada en una turca, qué hora es. No sabe. Levanta el brazo y mírate la muñeca, anda, le digo. Son las cinco menos cuarto, dice. A las cinco tengo un examen de Historia. Otro examen que me pierdo, le digo.
niños perdidos
miércoles, 10 junio 2009. Vivo con un grupo de niños en la calle, soy uno más. Corremos de un lado a otro buscando un buen portal para dormir. Dormimos de pie, apoyados los unos en los otros, para no caer.
juano
martes, 9 junio 2009. Estoy en un restaurante con el techo de cañizo con Paloma y Juano. Paloma habla de que ha descubierto que ha leído pocos libros para todos los que hay en el mundo. Hace un gesto con las manos para medir los que ha leído y los que le quedan. Le digo que de los que le quedan la mitad serán malos, así que no se preocupe. Juano me pregunta algo, pero no lo oigo y le hago repetir la pregunta más de cinco veces. Paloma canta una canción en italiano, voy a decirle que esa canción la cantaba yo cuando era pequeña, pero pienso que no me creería. Cuando le explico a Juano dónde vivía los veranos, de niña, el paisaje del que estoy hablando aparece delante de nosotros, ahí la playa, la arena hasta la puerta de la casa, las rocas, los erizos. Juano me coge de la mano y yo encojo las piernas para poder ir flotando a su lado. Vértigo y placer a la vez. Le hablo de Juan Pardo Vidal, de que debe leer sus poemas. Le pregunto por su hijo. Supongo que sigue creciendo, le digo. Se sienta y se ríe. La luz que pasa por el techo de cañizo le ilumina la cabeza. Me acerco y lo beso muy levemente en los labios. Están mojados de vino.
sombras chinas
lunes, 8 junio 2009. Grupo de desconocidos en un jardín. Me siento en el suelo junto a David González. En vez de hablar, nos rozamos las manos como si estuviéramos haciendo sombras chinas.
metacrilato y gomaespuma
viernes, 5 junio 2009. Me despierto y Blanco me está mirando. No sé dónde estoy. Le pregunto por qué me mira. Se ríe. Después, casi inmediatamente, me lo encuentro en un pasillo con las paredes de metacrilato. Aparece de golpe, como si fuera una imagen proyectada.
+
Un chico muy joven deja sobre un mostrador un bebé envuelto como los rusos atan a sus bebés. Sobre el bebé vuelan un par de moscas. Pienso que el bebé está muerto. El chico se abraza a mí y llora. Lo beso. Su boca parece de gomaespuma.
+
Un chico muy joven deja sobre un mostrador un bebé envuelto como los rusos atan a sus bebés. Sobre el bebé vuelan un par de moscas. Pienso que el bebé está muerto. El chico se abraza a mí y llora. Lo beso. Su boca parece de gomaespuma.
duchas
jueves, 4 junio 2009. Salgo a la calle, me quito el pijama y lo dejo doblado sobre una papelera. Cruzo la calle desnuda sin ningún problema y entro en unas duchas públicas que hay junto a un restaurante. El problema llega ahora: ninguna ducha me gusta, una porque sale poca agua, otra por el óxido del grifo, otra por estar demasiado cerca de la puerta.
niño rubio
miércoles, 3 junio 2009. Me he encontrado un niño. Miro al rededor por si es de alguien, pero no hay nadie. A lo lejos hay una fuente. La fuente tiene varios niveles y dentro mucha gente bañándose. M e preguntan cómo se llama el niño. No lo sé. Dicen que se parece a mí. Mentira, el niño es rubio con los ojos muy claros. Se ríen. No me atrevo a preguntar si es de alguien o si lo quieren porque me parecen idiotas.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)