miércoles, 24 octubre 2012. Estoy con mi hermana en el jardín de la casa de mi abuela. Mi hermana no tiene más de cinco años. Mira, dice, un avión cuadrado. Una furgoneta cruza el cielo a toda velocidad, después otra. El cielo se va llenando de furgonetas que comienzan a dispararnos rayos. Empujo a mi hermana dentro de casa, le digo que no saga, que cierre la puerta y todas las ventanas, pero ella avisa a mi madre y a mis tías para que salgan a ver el espectáculo. Cada rayo que nos alcanza hace que nuestra ropa se vuelva de lana usada, vieja, en colores pálidos. Miro a mi familia, cada una vestida ridículamente en tonos pastel. Bueno, pues ya nos han convertido en abuelas alienígenas, les digo con resignación.