domingo, 28 octubre 2012. Hay un concurso de piano en una especie de alcazaba construida con ladrillos sin cocer. Nacho intenta sacar de su habitación a un tipo que está en coma para que se presente. Le propongo poner unas almohadas sustituyendo el cuerpo para que crean que sigue allí. Así lo hacemos. Mientras vigilo que nadie entre en la habitación se pone a llover y la alcazaba empieza a descomponerse, a transformarse en un enorme charco de barro. Nacho vuelve contento, celebra que el tipo ha ganado el concurso y para celebrarlo baila sobre el charco de barro. Al levantar los brazos y subírsele la camiseta, veo que lleva un tatuaje. Lo miro sorprendida. Sí, llevo un dragón negro tatuado alrededor de mi cuerpo, dice.