jueves, 29 noviembre 2012. Hay mucha gente en casa, no sé quiénes son. Una chica parece llevar la voz cantante. Mueven los muebles de sitio, hablan de echar paredes abajo, pero lo que me molesta es que quieran forrar de aironfix el armario que conservo desde niña. Me explica con suma paciencia que quedará mucho mejor, que también forrará las patas del sofá para que vayan a juego. Forrar madera con aironfix que imita madera es descabellado, le digo. Se ríe, dice que lo hará de todos modos. Si lo haces me iré de casa. Pues vete, dice.
continental breakfast, quizá
lunes, 26 noviembre 2012. Camilo se acerca, trae una taza y me la da. Cuando voy a beber veo que está llena de llaves.
de caza
miércoles, 22 noviembre 2012. Me persiguen. Conocidos y desconocidos. Incluso niñas que estaban conmigo en el colegio y a las que no veo desde hace años. Cuando parece que van a cazarme se paran, disimulan, me dejan que encuentre una salida, y cuando vuelvo a escapar vuelven a perseguirme. Me canso, me paro definitivamente. Hay una chica rubia, preciosa, en un descampado. Separa botellas, por colores, en distintos contenedores. ¿Crees que si les digo que vamos a casarnos, me dejarán en paz?, le digo. La chica se ríe, la chica no dice nada.
olvidos
miércoles, 21 noviembre 2012. Alberto desayuna en la barra de un bar. Entro a saludarlo. Dice que se ha afeitado en el servicio porque olvidó afeitarse en casa. Te acompaño hasta el parque, dice. Cerca del reloj de flores encuentro a mi tía Encarna. Alberto se despide y cruza a toda prisa. ¿Qué hora es?, pregunto. Ya no llegas, dice ella. Tengo que llegar porque me he dejado una carpeta con poemas. Te la has dejado a propósito. Intento correr, mis piernas se mueven muy rápido, me falta incluso el aire, pero no logro avanzar ni un centímetro.
camisa muy blanca
domingo, 18 noviembre 2012. Llego a una playa donde no hay ni un centímetro libre. Todo está lleno de sombrillas y toallas. La playa tiene varios escalones de arena, resulta muy difícil caminar. A lo lejos veo a Chivite buscando también un sitio. Cuando llego a su lado se ha hecho de noche, no queda nadie. Chivite se quita los pantalones, se deja la camisa puesta y corre hacia el agua. Hace el muerto cerca de la orilla. Es noche cerrada, pienso que debería volver a casa, pero no quiero dejar a Chivite solo. Me siento en la arena y sigo el rastro de su camisa blanca para no perderlo de vista.
camafeo
viernes, 16 noviembre 2012. Voy por la calle, noto que me miran. Una chica muy joven vestida de monja, me dice: No te miran a ti, la miran a ella. No entiendo nada. Señala un colgante que llevo al cuello y que jamás había visto antes. El colgante es una especie de camafeo con el retrato de una chica. Es por ella, repite la monja.
collares
jueves, 15 noviembre 2012. Deshago unos collares, separo sus cuentas por colores y comienzo a ensartarlos de nuevo. Cuando los tengo casi terminados, cada uno de un solo color, pienso que debería haberles hecho un foto por si alguna vez quiero volver a dejarlos como estaban.
cosas de la próstata, supongo
sábado, 9 noviembre 2012. Ferran y yo llegamos a una casa donde nos recibe una chica que parece sacada de cuento de Cenicienta. Nos muestra la casa, cada habitación, cada objeto, con una ceremonia ridícula. Le digo a Ferran que deberíamos irnos cuanto antes de allí. La chica me oye, se vuelve hacia mí, me tira al suelo e intenta atarme. Consigo deshacerme de ella, corremos por la casa, nos persiguen varias personas con armas. Cuando estamos a punto de salir, Ferran se para en seco y me pregunta si antes de escapar no quiero pasar al cuarto de baño. No. Pues yo sí, dice.
laca
jueves, 8 noviembre 2012. Camino unos pasos por detrás de mi madre. Temo que se pierda. Es un paisaje raro donde se combina césped muy cuidado con charcos de barro y plantas silvestres. Camina muy rápido. Llega a un puente de piedra, debajo hay un riachuelo sucio. Mi madre pierde pie y cae. El riachuelo se ha convertido en una poza de agua muy limpia. Mi madre se baña vestida, incluso mete la cabeza en el agua sin temor a despeinarse. Cuando la saca, el cardado está perfecto y seco. Pienso que debería dejar de usar tanta laca.
tolstoi y un sandwich de pelo
viernes, 2 noviembre 2012. Salgo de una casa mata en la que, se supone, vivo. En toda la calle hay casas matas, parecen recién encaladas. Por la acera de enfrente veo a un tipo vestido como si anduviera sobre la nieve, incluso lleva unas botas altas atadas a unas raquetas. Me viene la imagen de Tolstoi. Me fijo bien en él y reconozco a Fernando. Veo que busca mi casa, que llama a la puerta equivocada y pregunta por mí. Intento cruzar la calle, le hago señas, grito su nombre, pero a pesar de que es una calle estrecha ni me ve ni me oye. Pienso si estaré soñando o estaré muerta o. Oigo una voz que dice: Sólo estás metida en una burbuja espacio-temporal.
+
Como un sandwich junto a una ventana. Se supone que la ventana da al patio de la casa de mi abuela, pero a veces veo pasar una playa, unos turistas o el mar, como si en realidad estuviera en el camarote de un barco. En la habitación hay más gente que no conozco. Encuentro un pelo en el sandwich. Como lo ha preparado mi madre y no quiero dejarla mal, lo tiro al suelo con disimulo. Empiezo a encontrar más y más pelos, pero no digo nada. Mi tía se acerca, le grita a mi madre que menudo sandwich de pelos ha preparado. Coge toda una maraña del suelo y los pone sobre la mesa. Mi madre no dice nada. Voy a la cocina a beber agua, por no pelear con mi tía. Cuando vuelvo, le está contando a mi madre, tranquilamente, que ha comprado una armadura para pintarla de blanco y colocarla junto a la cama.
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