cinturones

jueves, 10 julio 2014. Estoy con un grupo ruidoso. Llevan guitarras, cantan. Comienza lo que parece una ronda de preguntas. Yo deseo que me pregunten cualquier cosa para poder decir que no soy rociera (porque sospecho que el grupo lo es). Aparece Daniel con su mujer y su hermana. No le enseñéis los cinturones que hemos comprado para que no sufra, les dice. Me los enseñan de todos modos. Unos cinturones transparentes de plástico de colores. No entiendo cómo puede pensar que podría sufrir por eso. ¡Oh, qué bonitos!, digo exagerando para no dejarlo en mal lugar.