miércoles, 27 enero 2016. Pepo me pide que lo acompañe a visitar a unos amigos que han alquilado una casa rural. Cenamos en la cocina. Un tipo saca varias botellas de vino y nos las muestra como si fuera maître. Dos chicas vestidas de fiesta, con joyas, hablan de banalidades. Una se quita los zapatos y los deja caer teatralmente. Me fijo en que están muy viejos y son muy grandes. Sí, uso un 40, dice como si pudiera leerme el pensamiento. De repente estoy en mitad del campo, junto a una carretera. Veo la casa a lo lejos. Corro. Me cruzo con una vecina que me mira los pies y me saluda incrédula. Al llegar a la casa, les cuento lo rápido que he corrido a pesar de llevar zapatillas de andar por casa. Todos me miran los pies. Las zapatillas están completamente destrozadas.
el misterio
domingo, 24 enero 2016. Antonio Gala entrevista a Peter Weir. Yo estoy entre los dos, no sé qué hago allí. Después caminamos. Le pregunto a Weir cuál es el tema de sus películas. El misterio, dice. Y la última, ¿cómo se titula? El misterio, repite. En la acera hay dos cajas. En una hay piedras y juguetes rotos. Me agacho y, al revolver, cada vez hay menos piedras y más juguetes y más rotos. En la otra caja hay varias crías de gato.
ruinas y hombre tronco
miércoles, 20 enero 2016. Visito unas ruinas. El guía dice que va a enseñarme algo que nadie ha visto. Entramos por un túnel alicatado. Se supone que es antigua, pero a mí me parece una iglesia normal que han recubierto con pedacitos de cerámica rota, como el parque Guëll. No digo nada. La única peculiaridad que le veo es que todo está movido, como si un terremoto lo hubiera resituado. Hubo un terremoto, dice el guía como si leyera mis pensamientos.
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Subo por la calle Fernando el Católico y veo algo tirado en la acera. Parece un tronco, pero es Jurdi con un traje marrón. Un hombre le da golpecitos para comprobar si está vivo. Resaca, le digo para tranquilizarlo. El hombre se va, Jurdi despierta, se alegra de verme. En el sueño consta que la casa contigua a la casa de mi abuela es su casa. No hay nadie, le digo, ayer vinieron a mirar el agujero del techo, pero no lo han arreglado. Se levanta de un salto. Ahora el traje es negro. Llama a casa de mi abuela, pregunta por el agujero del techo. La casa de mi abuela parece un portal futurista. Mi tío Juan pasa con la enorme garrafa de cristal llena de aceite. Te dará acidez, le dice mi tía. Él saluda feliz. Le pregunto a mis tías si hay alguna carta de Marcos, el hermano de Jurdi, para ver si aclaramos algo. No me hacen caso, así que me echo a dormir en una cama que hay en el portal, bajo los buzones.
bolsa húmeda
martes, 19 enero 2016. Estoy sentada al borde de una acera agarrada al tronco de un árbol. Parece calle Ferrándiz. A lo lejos veo bajar a Camilo con una chica. Mientras ella sostiene una bolsa de plástico, él mete un gancho en un contenedor. Saca algo, lo estudia y lo mete en la bolsa de plástico. Cuando llegan a mi altura no les digo nada por si se avergüenzan de haber estado rebuscando en la basura. Hemos estado rebuscando en la basura, dice Camilo con gesto feliz tendiéndome la bolsa de plástico. La bolsa está húmeda.
molduras
sábado, 16 enero 2016. Llego a la que se supone es mi casa. Al encender la luz veo que han cortado de malos modos las molduras del techo. Entran varias personas. Las encabeza Mila Jiménez que les enseña la casa como si fueran a comprarla. Le señalo con la mirada el destrozo que ha hecho. No tuve más remedio, eran horribles, dice ella.
ser rubia
miércoles, 13 enero 2016. Tengo que coger un avión, pero antes me intercambio el pelo con mi prima Cristina. Me miro al espejo: soy rubia con el pelo largo y rizado.
bastón de bambú
sábado, 9 enero 2016. Una chica y su hija van a llevarme al aeropuerto. Conduce muy rápido, en cada curva pienso que vamos a morir. Paran frente a una tienda de segunda mano. Se las ve entusiasmadas con unos zapatos muy flexibles. Son de plástico, les digo. Hay rollos de seda negra, pero cuando las toco se deshilachan. Llevamos tanto tiempo en la tienda que me siento en la obligación de comprar algo. Elijo un bastón de caña de bambú que se pliega en tres partes. Pienso que no llegaremos a tiempo al aeropuerto y que, además, no me dejarán pasar el bastón aunque lo pliegue.
yogur de plátano
viernes, 8 enero 2016. Estoy en un vagón de tren que parece de juguete. Todo es de tablones de madera, bastante incómodo. Un mono pequeño va sentado en uno de los asientos. Le ofrezco un yogurt. Es de coco, quiero uno de plátano, dice. Bajo del tren y en la tienda de la estación busco yogures de plátano. No doy con ellos. La estación y la tienda parecen un decorado de película del oeste. Mientras busco los dichosos yogures, veo por la ventana que el tren se va. Corro, intento agarrarme a una de las puertas, pero no lo consigo. El mono está en el andén. Le doy la mano. Echamos a andar.
azul iceberg
domingo, 3 enero 2016. Me encuentro a Woody Allen por la calle. Quiero decirle algo inteligente, pero al tenerlo a mi lado, le pregunto: ¿Has visto alguna vez un iceberg? Sí, responde. Si has visto ese color azul, no tengo nada más que decir.
ciruelas
sábado, 2 enero 2016. Daniel ha venido a casa. Le enseño vrios árboles frutales que tengo en la terraza. Le explico cómo ha de congelar los pimientos y las zanahorias. Dice que deje de hablar y prepare la merienda. Me acuerdo de que dejé en depósito, en una pastelería, una caja de ciruelas pasas. Voy a por ella. Por el camino me encuentro al actor Kunal Nayyar. Le pregunto si me nota más gorda. No dice nada concreto y concluyo que sí. Tú estás muy delgado, le digo. Él se levanta el jersey y deja ver su barriga plana. En la pastelería, un tipo me dice que mi caja de ciruelas ha desaparecido. Sospecho que la han vendido. Hacen que la buscan, pero sólo es teatro. No pienso volver a compara aquí, les digo. Un dependiente mayor me hace señas, tratándome de decir que tengo razón. Al llegar a casa todos están cocinando, pero en el cuarto de baño.
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