miércoles, 27 enero 2016. Pepo me pide que lo acompañe a visitar a unos amigos que han alquilado una casa rural. Cenamos en la cocina. Un tipo saca varias botellas de vino y nos las muestra como si fuera maître. Dos chicas vestidas de fiesta, con joyas, hablan de banalidades. Una se quita los zapatos y los deja caer teatralmente. Me fijo en que están muy viejos y son muy grandes. Sí, uso un 40, dice como si pudiera leerme el pensamiento. De repente estoy en mitad del campo, junto a una carretera. Veo la casa a lo lejos. Corro. Me cruzo con una vecina que me mira los pies y me saluda incrédula. Al llegar a la casa, les cuento lo rápido que he corrido a pesar de llevar zapatillas de andar por casa. Todos me miran los pies. Las zapatillas están completamente destrozadas.