viernes, 8 enero 2016. Estoy en un vagón de tren que parece de juguete. Todo es de tablones de madera, bastante incómodo. Un mono pequeño va sentado en uno de los asientos. Le ofrezco un yogurt. Es de coco, quiero uno de plátano, dice. Bajo del tren y en la tienda de la estación busco yogures de plátano. No doy con ellos. La estación y la tienda parecen un decorado de película del oeste. Mientras busco los dichosos yogures, veo por la ventana que el tren se va. Corro, intento agarrarme a una de las puertas, pero no lo consigo. El mono está en el andén. Le doy la mano. Echamos a andar.