ruinas y hombre tronco

miércoles, 20 enero 2016. Visito unas ruinas. El guía dice que va a enseñarme algo que nadie ha visto. Entramos por un túnel alicatado. Se supone que es antigua, pero a mí me parece una iglesia normal que han recubierto con pedacitos de cerámica rota, como el parque Guëll. No digo nada. La única peculiaridad que le veo es que todo está movido, como si un terremoto lo hubiera resituado. Hubo un terremoto, dice el guía como si leyera mis pensamientos.
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Subo por la calle Fernando el Católico y veo algo tirado en la acera. Parece un tronco, pero es Jurdi con un traje marrón. Un hombre le da golpecitos para comprobar si está vivo. Resaca, le digo para tranquilizarlo. El hombre se va, Jurdi despierta, se alegra de verme. En el sueño consta que la casa contigua a la casa de mi abuela es su casa. No hay nadie, le digo, ayer vinieron a mirar el agujero del techo, pero no lo han arreglado. Se levanta de un salto. Ahora el traje es negro. Llama a casa de mi abuela, pregunta por el agujero del techo. La casa de mi abuela parece un portal futurista. Mi tío Juan pasa con la enorme garrafa de cristal llena de aceite. Te dará acidez, le dice mi tía. Él saluda feliz. Le pregunto a mis tías si hay alguna carta de Marcos, el hermano de Jurdi, para ver si aclaramos algo. No me hacen caso, así que me echo a dormir en una cama que hay en el portal, bajo los buzones.