jueves, 18 agosto 2016. Salimos de un autobús con unas maletas enormes. En la parada hay mucha gente y hay que hacer malabares para poder pasar por la acera. Subimos una cuesta escalonada. Un grupo de chicas quiere hacerse una foto con Alberto. Las chicas discuten porque todas quieren salir en la foto. Me ofrezco a hacerla. Dejo el bolso en un escalón. La cámara está pegajosa y tienes unos botones diminutos que no sé usar. Junto al bolso hay un perfume que alguien ha olvidado. Lo meto en el bolso, pero empieza a rezumar. El frasco se ha roto, pero ahora es una botella de Cointreau. Las chicas quieren que cenemos con ellas. Entran en una pensión muy cutre. Hay que pasar por un bar con barra en forma de herradura. Está lleno de parroquianos medio borrachos. En camarero, muy viejo, me ofrece una gamba cruda. La pelo, me da asco, se la ofrezco a Alberto. Tampoco la quiere. No sé qué hacer. No sé qué pintamos allí.