charcos celestes

sábado, 20 agosto 2016. Entro en un local muy pequeño donde, se supone, que está durmiendo Perkins. Mi intención es limpiarlo. Intento no hacer ruido. Sólo hay una silla de peluquería y un lavabo empotrado en la pared. En el suelo hay charcos celestes. Al intentar secarlos con toallas, veo que son láminas de plástico. Las tiro a la basura. Perkins sale y me mira con gesto de no comprender. Siento haberte despertado, le digo.