evolución

jueves, 17 noviembre 2016. Parece que hay una reunión o fiesta en el comedor de la casa de mis padres. La mesa está abierta, sobre el mantel quedan restos de comida y copas vacías. Oigo ruido de fondo, pero sigo en el hall, sin querer entrar. Veo una araña en la pared, intento aplastarla con un artilugio que no sé de dónde ha salido (una especie de zapatilla de cuadros con un palo). De repente, la araña, no es una son más de veinte. También hay orugas del tamaño de un dedo. Me da asco aplastarlas, pero temo que se metan por todos los rincones. De un hueco de la pared que nunca había visto, sale una salamanquesa que, según se acerca a mí, se va convirtiendo en una iguana enorme. No puedo moverme, sólo hago un movimiento brusco con el cuello para evitar que me muerda la cara. (Me despierto con un enorme dolor de cuello).