miércoles, 15 febrero 2017. Voy a recoger unas gafas. me dicen que estarán listas la próxima semana. Al darme la vuelta para marcharme, me dicen que ya están listas. Me cobran 100 euros menos que el precio convenido. No veo nada con ellas.
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Encuentro una caja con unas medias y un vestido camisero que, se supone, fueron de mi madre. Como es demasiado corto, me lo pongo sobre el vestido que ya llevo puesto. La tela está acartonada y para que me cierren los botones debo ponerme un sujetador muy apretado tipo años 50. Las medias están pasadas y se rompen. Un chico, mitad Elías, mitad Manuel, me dice que me dé prisa porque no llegamos a la cencerrada. Señala a lo lejos. Se ven luces rojas, blancas y verdes cubriendo un monte. Le digo que vaya solo, que yo lo espero en el hotel.